“Los estudiantes, que disponen de una beca de la Comisión Nacional de Energía Atómica, son seleccionados después de haber cursado 2 años en la Universidad, lo que resulta en una gran ventaja para nosotros porque en general los ingresantes ya tienen una vocación definida y cuentan con experiencia universitaria.
El proceso de selección incluye un examen escrito que se realiza simultáneamente en varias regiones, tanto del país como del exterior. En esa instancia se toman conceptos básicos sobre Matemática y Física, y quienes aprueban son entrevistados en forma personal. El objetivo es conocer a los aspirantes y sus expectativas. La entrevista es una gran herramienta porque en un examen escrito uno no termina de darse cuenta cuál es el entusiasmo que tiene cada uno y su vocación. Tratamos de identificar si realmente tienen ganas de estudiar y de esforzarse, porque una vez que se ingresa a las carreras ‘la cosa se pone un poco difícil’. Estas charlas nos brindan algunas pautas para poder advertir si el chico realmente va a poder adaptarse y aprovechar la posibilidad de formarse en este Instituto.
Luego de este proceso se eligen los mejores 15 estudiantes por carrera, lo que supone un ingreso promedio de 60 alumnos por año. En la Licenciatura en Física e Ingeniería Nuclear se presentan generalmente 60 aspirantes para esas 15 becas, es decir, ingresa uno de cada cuatro jóvenes. En Ingeniería Mecánica los números son similares, mientras que en Telecomunicaciones la cifra es más reducida porque es una carrera nueva que todavía no está tan instalada en el país.
El hecho de que sólo ingresen 15 estudiantes por carrera responde a varios criterios. En primer lugar, el objetivo es formar jóvenes para el ámbito de la investigación y desarrollo, en ese marco y a medida que van avanzando en las carreras, los alumnos se acoplan a grupos de trabajo que tienen una dinámica propia, y si el caudal de estudiantes fuera muy alto las tareas se complicarían. En ese sentido la educación es bastante especializada. La mayoría de los investigadores y tecnólogos del CAB (Centro Atómico Bariloche) dan clase, por lo que tenemos casi tantos profesores como alumnos. Esto permite un contacto y un seguimiento importante que sin dudas es un aporte sustancial para la educación de los jóvenes. La idea es que a medida que avanzan en la carrera pueden incorporarse a grupos de investigación y desarrollo, y eso sólo puede ser posible con números reducidos de estudiantes. No podríamos abrir las puertas del Instituto masivamente porque eso cambiaría el tipo de educación que pretendemos brindar.
No sólo queremos preparar chicos que aprendan los conceptos de los libros -lo que podría hacerse en cualquier establecimiento- sino también que adquirieran experiencia y una cultura de investigación».
*Palabras del Dr. Carlos Balseiro, Director Instituto Balseiro.
*Pregunta de Nadia Fernández, estudiante inicial de la carrera de Física, UBA