Embajador Rafael Mariano Grossi
Presidente del Nuclear Suppliers Group (NSG)
“En términos generales la industria nuclear en América Latina atraviesa un momento de relativa estabilidad. En la región son tres los países que cuentan con centrales nucleares de potencia: la Argentina, Brasil y México. El Gobierno Nacional argentino acaba de anunciar la construcción de la cuarta central nuclear, que será realizada en cooperación con China, existiendo la posibilidad de una planta adicional con el mismo país. Entre tanto, continúan las conversaciones con la Federación de Rusia para lo que podría ser la sexta central, un poco más adelante. En Brasil, la construcción de Angra III está un tanto retrasada, y en México hay planes de añadir nuevas centrales a las de Laguna Verde, pero no hay algo en concreto aún. El resto de los países latinoamericanos continúan sus actividades vinculadas a la medicina nuclear y otras aplicaciones de la ciencia y la tecnología nuclear, pero sin asomarse aún a la generación nucleoeléctrica. Chile, por su parte, mostró algún interés que luego se detuvo”, describió el Embajador Rafael Mariano Grossi.
“En otras oportunidades –agregó- consideré que la Argentina cuenta con el mayor plan nuclear de América Latina, y creo que la afirmación es cada vez más cierta: tres centrales en funcionamiento; una cuarta que se iniciará pronto; el CAREM en construcción; un nuevo reactor de investigación (RA-10) concretándose; la planta de agua pesada funcionando, al igual que la fábrica de combustibles y las instalaciones de tratamiento de uranio. Si a ello se le suma la actividad de investigación aplicada y desarrollo de INVAP con varios proyectos en marcha creo que no hay discusión. La Argentina está a la cabeza del desarrollo nuclear latinoamericano”.
En lo que concierne a los vínculos internacionales que la Argentina está llevando adelante en el campo nuclear, principalmente en cuanto a la implementación del primer centro de medicina nuclear en Bolivia a través de INVAP; el RA-10 en conjunto con el RMB de Brasil; las negociaciones por la cuarta y quinta central de potencia con China; y la posibilidad de una sexta planta de la mano de Rosatom, el Embajador Grossi indicó que “es fundamental destacar que en el área nuclear se está configurando una verdadera política de Estado, una de las pocas que tenemos”: “Nadie cuestiona la importancia que tiene el sector, y el Gobierno Nacional ha establecido por primera vez en la historia una Subsecretaría de Energía Nuclear en el Ministerio de Energía. Esto tiene una enorme relevancia porque revela la voluntad de generar políticas, para ser luego instrumentadas por los actores nucleares (CNEA; NASA). Ello permite que la Cancillería, a la que corresponden las negociaciones internacionales, tenga ahora un socio en el gobierno en la generación de grandes orientaciones y lineamientos. En el ámbito nuclear la necesidad de tener una cartera diversificada de socios internacionales como los mencionados es siempre una ventaja”.
“Cada nueva central nuclear implica nuevos desarrollos y nuevas tecnologías, independientemente de que se trate de una central del ciclo uranio natural – agua pesada o uranio enriquecido – agua liviana. La Argentina crece y mejora como operador nuclear internacional si maneja todo el arco de tecnologías disponibles. Rusia es un proveedor nuclear internacional de primer nivel, acaso el ‘vendedor’ más activo en el mercado en estos momentos. Visto desde esa perspectiva, trabajar con ellos no puede ser sino beneficioso para nuestro país. Todo dependerá, como es natural, de las condiciones y detalles de esa cooperación”.
Consultado por la posibilidad de que Argentina –a través de su persona- conduzca el Organismo Internacional de Energía Atómica, Grossi precisó: “Latinoamérica jamás ha ostentado la Dirección General del OIEA. Al frente del Organismo ha habido un estadounidense, europeos, un africano y un asiático, jamás un latinoamericano. Nuestra región es un espacio político que ha dado lugar a la primera Zona Libre de Armas Nucleares, a través del Tratado de Tlatelolco, y este año celebramos los 25 años del Acuerdo de Guadalajara que dio origen a la Agencia Brasileño-Argentina de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares, la ABACC, lo que constituyó un ejemplo histórico de desmontaje de una carrera armamentista en ciernes, que hubiese traído un enorme despilfarro de recursos, desconfianza mutua y probablemente hubiera frustrado la integración entre Brasil y la Argentina para siempre. En la península coreana, en Asia, -y otras geografías- el ejemplo de Argentina y Brasil a través de la ABACC es visto con admiración. Esta región ha dado ejemplos concretos al mundo y aportes tangibles en materia de no proliferación. Somos además una región CON energía nuclear, pero sin actores monopólicos o con intereses comerciales que limiten o condicionen nuestra visión acerca de la seguridad tecnológica y física de las actividades nucleares, lo que se ha tornado imperativo después del accidente de Fukushima. Ya ha llegado la hora de que Latinoamérica esté al frente del OIEA”.
La visita de Grossi a Beloyarsk
El pasado 20 de julio una delegación de diplomáticos de diferentes países visitó la central nucleoeléctrica Beloyarsk y diversas facilidades de la industria nuclear rusa, incluyendo la planta de electroquímica integrada Ural (UEIP) de enriquecimiento de uranio. Uno de los funcionarios que integraron la comitiva fue el Embajador argentino en Viena, Rafael Mariano Grossi.
De acuerdo con la agencia de noticias RIA Novosti, el representante argentino destacó el alto nivel conseguido por el país euroasiático en el desarrollo nuclear y manifestó su satisfacción por la visita. Entre otros asuntos, señaló ante los medios periodísticos presentes que la iniciativa permitió a los diplomáticos construir opiniones sobre la tecnología rusa a partir de sus capacidades vinculadas con el uso pacífico de la energía nuclear.
“Fue muy interesante recorrer esas instalaciones y observar la superioridad que han alcanzado recientemente Rusia y Rosatom, que están abiertas a la cooperación internacional”, describió el Embajador, agregando que en el marco de la visita pudieron conocer “una instalación de enriquecimiento de uranio [la planta UEIP] de primera clase que, por lo que tengo entendido, es única”.
Asimismo, Grossi puntualizó: “Creo que las visitas de este tipo proveen a cualquier persona interesada en la energía nuclear una gran oportunidad de conocimiento. Además, pudimos ver la belleza natural de la región y asistimos a eventos culturales, lo que implica una experiencia inolvidable”.