El conocimiento de conflictos políticos, económicos, ambientales y geopolíticos se muestra relevante para intentar trazar escenarios sobre la posible evolución del uso pacífico y seguro de la energía nuclear en beneficio de la sociedad en general y de la región sudamericana en particular. Una aproximación geopolítica al estudio de la energía nuclear postula la necesidad de considerar la diversidad de contextos que rodean su uso en tanto tecnología dual, de uso civil y militar, que agrega un componente mayor de conflictividad.
Dra. Ana Lía Guerrero
Universidad Nacional del Sur. Experta en Geopolítica de la Energía
Actualmente, como consecuencia de cambios en el escenario político regional y global tal es el caso de la relación entre Estados Unidos y Rusia, quienes modificaron sus posturas desde un abierto rechazo a la política de Irán respecto al enriquecimiento del uranio hasta un intento de contención de sus actividades de un modo más cordial y luego al levantamiento de las sanciones a este país. En 2015, con el apoyo de Rusia y China, sumado a un gobierno más moderado en Irán, este país consigue firmar el acuerdo con el G5+1. Cabe acotar que este cambio de posición se produce también en el marco de una caída del precio del petróleo, que implica liberar más petróleo al mercado (producción de Irán que estaba retenida) y así favorecer la baja de precios que beneficia principalmente a Estados Unidos.
En este contexto global, a partir del año 2009, se pueden observar procesos en la Región Sudamericana que se traducen en una mayor participación de actores extraregionales de carácter global con conocimiento de la tecnología nuclear, como Rusia, China, Irán y Francia. Se observa cómo se refuerza la relación de países de la región principalmente con Rusia, Irán y China, a través de convenios con Venezuela, Bolivia y Argentina. Asimismo, se fortalece una tarea de contención desde otros países de la región como Brasil y Chile con menor relación ideológica y económica con estos países, pero con una visión común respecto a la soberanía que se debe ejercer en el uso de los recursos naturales de países soberanos económica y políticamente (en este caso en relación con el enriquecimiento de uranio).
Cabe acotar que, Brasil posee la sexta mayor reserva de uranio del mundo y que dentro de sus planes se encuentra obtener el enriquecimiento de uranio en escala industrial y no estaría dispuesto a aceptar ninguna interferencia o control de un recurso bajo su soberanía como pretende Estados Unidos, quien propone la creación de un banco mundial de combustible nuclear, dirigido por la AIEA (Agencia Internacional de Energía Atómica), que controlaría la producción de uranio y otros materiales para evitar que caigan en manos terroristas y busca la adhesión de distintos países al Protocolo Adicional al Tratado de no Proliferación Nuclear, al que Brasil no adhirió.
En estos antecedentes se encuentran los puntos en común que lo unen a la propuesta de Irán, quien tampoco acepta estas imposiciones[1]. Como consecuencia de la necesidad de protección de sus recursos surgen las relaciones de Brasil con Francia que le permitirán equiparse con submarinos nucleares para resguardar la extensa plataforma continental en que se encuentran los recientes descubrimientos de hidrocarburos en aguas profundas y ultraprofundas del presal. La relación con ese país se debe principalmente a que Francia realiza transferencia de tecnología mientras que Estados Unidos no lo hace.
Del mismo modo se justifica la relación establecida por Brasil con Irán en 2010 (que ya se había iniciado con Venezuela y Bolivia en el año 2009) quien también busca el desarrollo de la energía nuclear con fines pacíficos. Según sostuvo el entonces Ministro de Defensa, la visita del presidente de Irán a Brasil sólo tuvo la finalidad de firmar temas de cooperación nuclear “no existe ninguna posibilidad de desarrollo de investigaciones en materia militar” puesto que la Constitución Federal prohíbe las armas nucleares[2].
De los párrafos precedentes se pueden extraer algunas ideas claras en relación con la posición de Brasil respecto al uso de la energía nuclear. En el contexto regional: necesidad de proteger efectivamente sus recursos naturales y no utilizar energía nuclear con fines militares. En el contexto mundial: acercamiento a Francia e Irán, mediante la búsqueda de mayor peso como actor global (otorgada al poseer desarrollo nuclear) y posibilidad de obtener transferencia de tecnología (para el desarrollo de un submarino nuclear con apoyo de Francia) y como integrante de los BRICS, junto a China y Rusia en particular.
Por su parte, también Venezuela dentro de la Región Sudamericana realiza convenios de desarrollo nuclear con Irán[3] con el cual comparte la posición, al igual que Brasil, sobre el libre uso de la energía nuclear aunque sin llegar al desarrollo de armas nucleares. Venezuela sufre actualmente una grave crisis energética ocasionada por la falta de inversión en infraestructura, agravada por una sequía que afecta a las centrales hidroeléctricas de las cuales proviene el 70% del suministro al país. En este sentido el extinto presidente Chávez expresó que “vamos a hacer nuestra energía nuclear siguiendo los pasos de otras naciones”[4], y para ello firmó acuerdos intergubernamentales con el gobierno ruso para el desarrollo de una central nuclear.
En el mismo sentido, en el año 2016, Bolivia y Rusia firmaron dos acuerdos -ya aprobados por la Cámara de Diputados- para el desarrollo pacífico de la energía nuclear[5]. En cuanto al tipo de uso que se hará de la misma, el Ministro de Hidrocarburos y Energía sostuvo que: “Bolivia es el único país en Latinoamérica que no cuenta con Centro de Investigación y Desarrollo en Tecnología Nuclear. La visión del Presidente Morales es de que entremos a la era nuclear con fines pacíficos y sobretodo abocado a las áreas de salud, industria y capacitación». Con ese fin Rusia cooperará en la construcción del Centro de Investigación y Desarrollo en Tecnología Nuclear principalmente para el área de salud, junto al desarrollo de una planta multipropósito de Irradiación para contribuir a la seguridad e inocuidad alimentaria. En el Sector de Ciencia y Tecnología, contribuirá al desarrollo de un Reactor Nuclear de Investigación de baja potencia a fin de apoyar además al desarrollo científico y tecnológico, la formación y capacitación teórica/ práctica en las áreas de ciencias, ingeniería y tecnología nuclear con fines pacíficos, fortaleciendo así a las universidades del país.
En el nuevo escenario geopolítico global de la segunda década del siglo XXI, surgen alianzas inesperadas en las que se entrelazan cuestiones políticas y energéticas. En el año 2014, se produce el viaje a la Región Sudamericana del Ministro de Asuntos Exteriores de la República Popular de China, Wang Yi, quien a través de los países seleccionados para su gira deja entrever alianzas ideológicas y geopolíticas en la región. Los países elegidos para la visita, son Cuba y Venezuela – aliados ideológicos- y Brasil – aliado geopolítico- a escala global como integrante del BRICS. Por otra parte, Venezuela, Brasil y Argentina son integrantes del Mercosur, bloque rival de la Alianza del Pacífico.La visita del canciller a países de este bloque y no a países pertenecientes a la Alianza del Pacífico puede analizarse también como la voluntad de garantizar el “giro hacia Asia” del Mercosur. Asimismo, con una semana de diferencia, recibieron la visita del presidente ruso con la firma de acuerdos de cooperación en temas energéticos (Guerrero, 2015)[6].
La falta de liderazgo regional en el escenario sudamericano actual, genera un vacío en las relaciones de poder entre los países de la región, que facilita la penetración de actores extraregionales. Indudablemente, más allá de los convenios en relación con el uso de la energía nuclear, la presencia de recursos renovables y no renovables- aún no explotados- en un mundo donde la demanda es creciente, no ha pasado desapercibida para estos actores quienes ya hacen notar su presencia en la región.
En este sentido, Rusia, Estados Unidos, Irán y China buscan asegurarse estos recursos apoyándose -en algunos casos- en afinidades ideológicas entre sus líderes como Rusia e Irán en sus relaciones con Venezuela, Bolivia y Argentina. En este marco, su penetración se da a través de inversiones en infraestructura; aporte de tecnología y recursos humanos capacitados; participación accionaria en empresas nacionales y firma de acuerdos comerciales que refuerzan estas relaciones. Del mismo modo, China ha penetrado, cada vez más en la región, a través de acuerdos económicos, desplazando a Estados Unidos como principal socio comercial.
Con respecto a la Argentina, no se observó inicialmente un posicionamiento derivado de conflictos con Irán (atentado a la AMIA[7]). Sin embargo, esta situación cambia y los gobiernos[8] de la Argentina y la Federación Rusa suscribieron en abril de 2015 -en Moscú- dos acuerdos de investigación y provisión de combustibles nucleares. El primero de los acuerdos se selló entre la Comisión Nacional de Energía Atómica de la Argentina (CNEA) por Argentina y la empresa rusa TVEL -productora de combustibles nucleares. La reactivación del plan nuclear en 2015, implica reconocer la importancia de esta energía para usos pacíficos derivados de las investigaciones realizadas en el país.
Ese acuerdo “consiste en un memorando de entendimiento para profundizar la cooperación bilateral, principalmente en las áreas de investigación y desarrollo de combustibles nucleares para reactores de investigación y potencia, materiales y aleaciones de circonio” (Ministerio de Planificación de la Argentina, 2015). El segundo documento fue suscripto por la empresa INVAP de Argentina y también TVEL por Rusia, se trata de un memorando para la cooperación técnica entre ambas empresas, con especial interés en la provisión de uranio metálico. INVAP utilizará ese tipo de uranio para “proyectos a nivel nacional y destinados a la exportación de tecnología argentina a diversos países tales como Egipto y Argelia, entre otros”, según destacó este Ministerio.
Frente a la visión favorable del gobierno kirchnerista a la firma de estos acuerdos, surgen voces contrarias desde la oposición. El grupo de ex secretarios de Energía[9] de la Argentina integrado por Emilio Apud, Julio César Aráoz, Enrique Devoto, Alieto Guadagni, Jorge Lapeña y Daniel Montamat sostienen que “…no nos oponemos a los Acuerdos de Cooperación. Creemos que el Gobierno puede y debe firmar convenios de cooperación en energía en general y, en materia nuclear en particular, con los países, que como Rusia, forman parte de nuestras relaciones internacionales, y con los cuales tenemos desde siempre fluidos intercambios comerciales y tecnológicos”. La principal crítica se centra en que “…la compra de centrales nucleares debe surgir luego de una definición consensuada sobre la tecnología más adecuada a migrar, luego de la experiencia de los reactores de agua pesada. Es un tema en el que no se debe improvisar, y debe estar enmarcado en una Planificación Energética Estratégica…es necesario definir el futuro nucleoeléctrico de nuestro país, pero por ser una decisión de altísimo costo y largo período de ejecución que involucrará a varios gobiernos, debería hacerse en el marco de una Política de Estado con suficiente consenso político para asegurar su concreción en el tiempo”.
Es importante conocer esta opinión puesto que el gobierno que asumió en diciembre de 2015 creó en agosto del año 2016 el Consejo Consultivo de Políticas Energéticas, integrado por este grupo de ex Secretarios de Energía, cuyo objetivo principal será colaborar con el Ministerio de Energía en aspectos vinculados con el desarrollo de políticas energéticas de mediano y largo plazo. A través de lo expresado en los párrafos precedentes se puede conocer su visión en relación con el desarrollo de la energía nuclear en la Argentina.
A esta posición se suma lo expresado por el actual subsecretario de Energía Nuclear, Julián Gadano quien en una entrevista realizada por el suplemento económico iEco del diario Clarín durante el foro Atomexpo, sostuvo que “El objetivo es llevar la energía nuclear a un 11-12% para los años 2025-2030”[10]. Cabe acotar que en nuestro país, la energía nuclear representa (en generación) el 4,8% de la matriz energética, según el informe anual del año 2015 publicado por la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (CAMMESA). La mayor parte de la energía se genera a partir de combustibles fósiles (64,1%), seguidos por la energía hidráulica (30,7%), mientras que la energía eólica más la solar solo representa el 0,4% de la generación.
En este contexto regional debe realizarse un reposicionamiento del rol del Estado que debe tener la capacidad para gestionar en forma integral políticas e intereses diversos ya sean de escala local, nacional o supranacional. El Estado, en un mundo en constante proceso de estructuración, desestructuración y reestructuración dentro de sus territorios, debe actuar con políticas activas que permitan concretar las acciones necesarias que lleven a obtener este uso necesario y seguro de la energía nuclear.
En síntesis, en la Región Sudamericana, tanto Venezuela como Bolivia dan muestras de favorecer el desarrollo de la energía nuclear en su territorio. En la misma dirección, se ubican los países de la región con mayor trayectoria histórica en el uso pacífico de la energía nuclear, como Brasil y la Argentina. Brasil mostró un claro posicionamiento a favor del desarrollo y utilización de la energía nuclear con fines pacíficos, así como en el plano mundial, su apoyo a la posición adoptada por Irán. Por su parte, Argentina demoró más su postura aunque en el año 2015 se define a favor del desarrollo de la energía nuclear puesto que, en el plano nacional, con una matriz energética dependiente en un 86% de hidrocarburos y frente a una crisis energéticaque desde el año 2010 llevó a la pérdida del autoabastecimiento energético, obliga a reconocer la necesidad de diversificar su matriz energética. La energía nucleoeléctrica es una de las alternativas que puede ayudar a superar los problemas de abastecimiento energético en el país, sobre la base de su trayectoria científica y los desarrollos tecnológicos propios, que permiten poner a la Argentina al frente del uso de la energía nuclear en la región, con el apoyo de actores extraregionales como China y Rusia.
Notas:
[1]Folha de San Paulo-Mundo-29/10/09; Folha de San Paulo-Mundo-30/10/09
[2]Observatorio Cono Sur de Defensa y Fuerzas Armadas. Informe Brasil nº 354,San Pablo, período 24/10/09 al 30/10/09
[3]Observatorio Cono Sur de Defensa y Fuerzas Armadas. Informe Venezuela nº 15 ,Venezuela,período 25/10/09 al 31/10/09
[4]Clarín, sección El Mundo, 13/02/2010, p:47
[5]http://www2.hidrocarburos.gob.bo/index.php/prensa/noticias/1423-c%C3%A1mara-de-diputados-aprueba-acuerdos-entre-bolivia-y-rusia-sobre-energ%C3%ADa-nuclear-con-fines-pac%C3%ADficos.html
[6]Actores latinoamericanos y globales en la industria nuclear, Academia de Ciencias Rusas, Revista América Latina nº7.
[7]Atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina , en julio de 1994, con un saldo de 85 personas muertas y 300 heridas. En 2006, la fiscalía acusó al gobierno iraní de planificar el atentado y al Hezbolá ejecutarlo fueelegida como blanco del ataque tras la decisión del gobierno argentino de suspender un acuerdo de transferencia de tecnología nuclear a Irán.
[8]http://www.diariobae.com/notas/68813-argentina-y-rusia-firmaron-acuerdos-sobre-combustibles-nucleares.html,consulta 12 de mayo 2015.
[9] Los acuerdos con Rusia sobre energía nuclear no pueden estar afuera de una Política de Estado para la energía, 17 de abril 2015, Documento de los Ex Secretarios de Energía.
[10]http://www.ieco.clarin.com/economia/Argentina-central-nuclear-empresa-estatal_0_1598240204.html