La historia se remonta a 1961, cuando se fundó la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Esta prestigiosa institución –con sede en París- agrupa a 35 países miembros y su objetivo puede resumirse en la voluntad de “promover políticas que mejoren el bienestar económico y social de las personas alrededor del mundo”, según consta en la información oficial, de la cual se obtuvieron todos los datos que aquí se presentan. ¿Por qué la OCDE creó una agencia especialmente dedicada a la energía nuclear? ¿Cómo fue ese proceso que terminó consolidando una de las entidades multinacionales más relevantes en este campo?
“La OCDE ofrece un foro donde los gobiernos pueden trabajar conjuntamente para compartir experiencias y buscar soluciones a los problemas comunes. Trabajamos para entender qué es lo que conduce al cambio económico, social y ambiental. Medimos la productividad y los flujos globales de comercio e inversión. Analizamos y comparamos datos para realizar pronósticos de tendencias. Fijamos estándares internacionales dentro de un amplio rango de temas de políticas públicas”. Esta “autopresentación” que hace la OCDE ya empieza a contextualizar el primer interrogante planteado, pues el hecho de que se ocupe de las aristas que conllevan al “cambio económico, social y ambiental” permite pensar a la industria nuclear en esos términos, es decir, como una posible vía de desarrollo en su máximo sentido.
Pero ¿qué es la Agencia de Energía Nuclear (NEA, por sus siglas en inglés)? Se trata de un organismo intergubernamental que “facilita la colaboración entre los países con infraestructura nuclear avanzada apuntando a la excelencia en materia de seguridad nuclear, tecnología, ciencia, cuestiones medioambientales, económicas y legales. La misión de la NEA es asistir a sus países miembros a mantener y seguir desarrollando -a través de la cooperación internacional- las bases científicas, tecnológicas y jurídicas necesarias para un uso seguro, ambientalmente racional y económico de la energía nuclear con fines pacíficos”. Con la reciente incorporación de Argentina y Rumania la NEA está integrada actualmente por 33 países que, juntos, representan aproximadamente el 83% de la capacidad nuclear instalada a nivel mundial.
Surgimiento de la NEA
Frente a las crecientes necesidades energéticas que se sucedieron durante la recuperación económica europea luego de la Segunda Guerra Mundial, y prestando una especial atención a las posibilidades que ofrece la energía nuclear, el Consejo de la OECE (predecesor de la OCDE) creó la entonces Agencia Europea de Energía Nuclear en febrero de 1958. Llegado el año 1972, el nombre cambió a “Agencia de Energía Nuclear (NEA)” para reflejar su creciente membrecía más allá de los límites de Europa.
La primera fase del programa de la NEA consistía principalmente en sentar las bases de la cooperación nuclear y centrarse en el lanzamiento de varios proyectos de I + D, incluyendo diferentes prototipos de facilidades y reactores. Este período llegó a su fin a finales de los años sesenta, cuando la fase experimental de la energía nuclear fue evolucionando hacia el desarrollo industrial comercial.
A comienzos de la década del ‘70, el papel de la Agencia se transformó: a partir de ese momento se haría hincapié en el objetivo de convertirse en un foro para coordinar los programas nucleares nacionales de los países miembros, en particular en las esferas de la salud, la seguridad y la reglamentación. A medida que la energía nuclear fue cobrando un impulso mayor en esos años, los gobiernos se vieron sometidos a una fuerte presión para darle mayor prioridad a los aspectos ambientales de la energía nuclear, a la seguridad y a la regulación de las centrales.
En los años ‘90, a raíz de la disolución del bloque soviético, la Agencia siguió el ejemplo de la OCDE e inició un programa de divulgación que se extendía principalmente a los países de Europa Central y Oriental y la antigua Europa Soviética. Algunas de las actividades de este programa se fueron convirtiendo en partes integrales del plan básico de la Agencia, dado que se fueron convirtiendo en nuevos miembros algunos países con reactores de diseño soviético.
La Agencia ha ido evolucionando en forma sostenida a lo largo del tiempo, sin embargo ha mantenido sus características claves, como la homogeneidad de sus miembros, sus métodos de trabajo flexibles, la profundidad y la calidad de su labor técnica y su eficacia. Estas cualidades continuarían perpetuándose a futuro, siempre en sintonía con el propio devenir de la energía nuclear.
El primer Plan Estratégico de la Agencia de Energía Nuclear fue adoptado en 1999. Esto constituyó un paso esencial en el proceso de reforma de la NEA, que se puso en marcha en 1997 y se completó en el 2000. Este documento proporciona a la entidad una serie de orientaciones para definir e implementar sus actividades durante un lapso de cinco años, y es periódicamente actualizado.
Para asistir a sus estados miembros, la NEA viene funcionando como un foro donde se comparte información y experiencias como vehículo para facilitar el análisis de políticas y desarrollar un consenso basado en la labor técnica. Mantiene un fuerte vínculo con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y otras entidades de prestigio global, y uno de sus intereses principales es “compartir y difundir el estado del arte del sector nucleoeléctrico en el marco de cuestiones transversales más amplias como el crecimiento económico responsable y la seguridad del suministro energético”.
Entre sus áreas de trabajo se incluyen: Seguridad y regulación nuclear; Desarrollo nucleoeléctrico; Gestión de residuos radiactivos; Protección radiológica y salud pública; Derecho nuclear y responsabilidad civil; Ciencia nuclear; Banco de Datos; Información y comunicación.
Además de Rumania, nuestro país se ha incorporado como nuevo miembro, luego de una minuciosa evaluación de la industria nuclear nacional por parte de las autoridades de la Agencia.
*Nota elaborada por Enula