Enula entrevistó a tres delegados latinoamericanos que asistieron al Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, que se llevó a cabo entre el 14 y el 22 de octubre último en la ciudad de Sochi, Rusia, ante la presencia de más de 25.000 participantes de 185 países. En este informe comparten sus reflexiones: Cristian vega, presidente de la Asociación de Jóvenes Nucleares Argentinos (AYNG), Larissa Paizante Santos da Silva, vicepresidenta YGN Brasil, y Willy Eliseo Higorre Escalante, estudiante boliviano de la Universidad de Nuestra Señora de la Paz.
El Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes es un evento internacional que viene organizando desde 1947 la Federación Mundial de la Juventud Democrática (FMJD) y la Unión Internacional de Estudiantes con el objetivo de promover la solidaridad global para la paz y la democracia. La energía nuclear estuvo presente de la mano de diversas asociaciones de jóvenes latinoamericanos y otras regiones y la Corporación Estatal Rusa de Energía Nuclear Rosatom, uno de los patrocinadores.
Desde Moscú, el presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, oficializó la apertura del evento, y posteriormente se fueron desplegando las actividades en el Parque Olímpico de Sochi.
Los delegados formaron parte de mesas redondas y talleres en los que discutieron los valores del futuro, las últimas tecnologías y cuestiones actuales relacionadas con el medio ambiente y el Desarrollo Sostenible, entre otros tópicos. La energía nuclear dijo presente y se afirmó –de acuerdo con los entrevistados- como una gran solución para muchas de las problemáticas actuales y venideras.
Cristian vega, presidente de la Asociación de Jóvenes Nucleares Argentinos (AYNG)
El pasado mes de octubre fui invitado a participar como orador de un panel sumamente interesante dentro de lo que fue el “World Festival of Youth and Students” en la mítica ciudad de Sochi, Rusia. El evento fue colosal. Se desarrolló en lo que fue la villa Olímpica y participaron 25.000 personas entre invitados, participantes y organizadores. El mismo presidente de Rusia, Vladimir Putin, abrió y cerró el evento que duró una semana. Lamentablemente, otros compromisos no me permitieron estar más que el día en que se desarrollaba mi panel.
El panel se denominó “Energizando el futuro”. Fue un espacio de discusión que compartí con dos brillantes mujeres provenientes de Italia y Sudáfrica. Cada uno en su disciplina, debatimos sobre el futuro tecnológico en el mundo, los problemas actuales y futuros de la humanidad y la necesidad de cambios en políticas energéticas. Sobre el final, la audiencia tuvo la oportunidad de formular preguntas a los oradores.
Mi participación fue como especialista en energía nuclear. Hablamos de varios aspectos concernientes a la dirección en la que el mundo avanza en lo relativo a la generación eléctrica y cuáles son las posibilidades para combatir el cambio climático. El público consultó sobre los mitos de la energía nuclear: si las centrales nucleares emiten gases de efecto invernadero, si los desechos nucleares son en verdad un problema y cuáles son los verdaderos desafíos en el diseño de plantas nucleares en la actualidad.
También discutimos sobre uno de los grandes problemas que enfrenta el mundo moderno: la corrupción. Esto es, sin lugar a duda, la sustancia más corrosiva del desarrollo en muchos países del mundo y un gran problema en países desarrollados. Es claro que debemos cambiar los paradigmas con los que intentamos resolverlo. Hasta ahora hemos intentado resolver la corrupción a través del castigo y sobran los ejemplos de que esto no está funcionando. Debemos pensar de un modo distinto para encontrar soluciones diferentes.
A pesar de las largas horas de vuelo para conectar Buenos Aires con Sochi, me llevé una gran experiencia. Principalmente el hecho de ver jóvenes entusiastas con ganas de hacer cosas significativas, de generar un impacto en el mundo hoy. Lamentablemente, muchas veces las políticas públicas no acompañan y es necesario duplicar el esfuerzo personal, pero encontrarse con jóvenes comprometidos es sumamente alentador para seguir adelante.
Creo que eventos como este son muy necesarios. Generar espacios de encuentro con especialistas en diferentes áreas y dar oportunidades de liderazgo a jóvenes comprometidos es, a mi entender, la manera de cambiar el futuro”.
Larissa Paizante Santos da Silva, vicepresidenta YGN Brasil (Asociación de Jóvenes Nucleares de Brasil)
Fuimos invitados por Rosatom a participar en el Festival y asistir al programa “Industrias del futuro”, donde tuvimos la oportunidad de asistir a conferencias, talleres y otras actividades vinculadas a la tecnología e innovación, y conversar con brillantes profesionales. Una de nuestras actividades tuvo como eje el desafío de buscar soluciones para algunos problemas que tenemos que enfrentar hoy en día en nuestra sociedad. Estábamos separados en grupos de cinco personas y cada uno de nosotros era responsable de un rol específico. Trabajamos con colegas de Turquía e Inglaterra que nos permitieron aprender mucho sobre sus culturas y sus gobiernos, incluso sobre sus vidas cotidianas. Fue interesante descubrir que pese a que proveníamos de diferentes partes del mundo, pudimos encontrar un problema común y una solución, intercambiando ideas y puntos de vista al respecto.
En el taller necesitábamos crear un “nuevo futuro” donde pudiéramos resolver algunos de los problemas a nivel global. En ese contexto nos preguntamos ¿de qué manera podría continuar el crecimiento de la población mundial proporcionando energía para todos? ¿cómo podemos mejorar el tratamiento y hasta encontrar una solución para el cáncer, cuya tasa cada vez sigue aumentando? ¿cómo prevenir los desastres ambientales? Para todos esos problemas la conclusión fue que la tecnología nuclear es una gran una solución.
Durante el Festival me encontré con diferentes representantes de YGN de todo el mundo (desde Argentina hasta Inglaterra e Indonesia), con quienes intercambiamos experiencias para conocer las acciones que cada asociación nacional está llevando a cabo en cada país. Además, tuve la ocasión de disfrutar de actividades recreativas como baile, canto, arte, deportes, política y cultura rusa. He probado muchos platos típicos y aprendí sobre las diferentes regiones de Rusia, su historia y su gente.
El encuentro fue extremadamente importante para estudiantes y jóvenes de todas las áreas, pero participar en “Industrias del futuro” me permitió conocer a muchas personas interesantes y hacer contactos con los participantes, aprendiendo no solo sobre su cultura y tecnologías, sino sobre cómo funciona la industria nuclear en distintas geografías.
Particularmente me resultó sorprendente el intercambio con mis colegas extranjeros de YGN en cuanto a sus respectivos programas nucleares. Algunos de ellos aún no disponen de plantas de energía nuclear en sus países, aunque sí de otras aplicaciones, y sin embargo cuentan con una mayor aceptación pública de la tecnología nuclear que la que se ve en Brasil.
Sochi me brindó una oportunidad que seguramente no volveré a tener en mucho tiempo: conocer gente de todo el mundo, estar reunidos en un mismo lugar, comunicarnos con un mismo idioma y compartir nuestra cultura. Fue increíble.
Por último, en cuanto a Rosatom –patrocinador del evento- ha sido una gran compañía de apoyo nuclear en América Latina y, como aprendimos en el Festival, también en muchos otros países. Rusia tiene una gran experiencia en este campo, y es por eso que recibir ese apoyo por parte de Rosatom es realmente importante para nuestra región, especialmente para Brasil, que firmó muchos acuerdos con este conglomerado. Rosatom ha construido un vínculo fuerte con YGN Brasil y algunas universidades, invirtiendo en capacitación y actividades de difusión sobre el sector nuclear, lo que nos permite ganar espacio en esta industria. Sin dudas, el trabajo en conjunto es extremadamente importante para seguir promoviendo el uso pacífico de la energía nuclear en Brasil y América Latina.
Willy Eliseo Higorre Escalante, estudiante boliviano de la Universidad de Nuestra Señora de la Paz
Mi experiencia en el evento de Sochi fue increíble. Pude ver diferentes realidades tanto en lo concerniente a la tecnología como la vida cívica: el hecho de haber convivido e intercambiado ideas y experiencias con gente de diferentes partes del mundo, con jóvenes realmente brillantes y exitosos, fue una forma magnífica de ampliar conocimientos y abrirse a nuevas visiones sobre el planeta. Me llevo de Rusia su cultura, sus costumbres y la pretensión de lograr un mundo más limpio a través de la cooperación entre potencias mundiales, como lo es Rusia, y países pequeños, como lo es Bolivia.
Creo que es sumamente provechoso el hecho de reunir a la juventud y apoyarla –tal como se hizo en Sochi-, brindarle material para realizar proyectos de energías más limpias para el ecosistema, incluida la energía nuclear segura. Esta última, con sus avances tecnológicos, puede ser la solución a muchas de las problemáticas actuales.
Muchos estados subdesarrollados aún carecen de estas tecnologías y desafortunadamente las redes eléctricas no han llegado a todos sus territorios, como ocurre en mi país. Mi sueño es que, un día, en aquellos lugares donde la población solo se alumbra en las noches con velas o lámparas a kerosén puedan contar con electricidad a través de plantas nucleoeléctricas o hidroeléctricas, cambiando el futuro de la tan contaminante energía fósil.
Estos foros brindan a los jóvenes oportunidades de concretar lazos, contactos y cosechar conocimientos. Celebro el interés y el apoyo de la empresa Rosatom al ofrecerle a la juventud mundial un espacio como este. Espero que nunca se pierda.
Como dijo el presidente de la corporación estatal rusa, la única forma de poder cambiar y mejorar la vida y la tecnología es brindar apoyo a los que carecen de ella, por oposición a la antigua forma de vincularse entre los distintos países donde se ocultaba el acceso y se competía con tenacidad sin que existiera un bien global.
En lo que respecta específicamente a la energía nuclear, el Festival de Sochi fue muy útil para conocer los beneficios de sus aplicaciones y desterrar mitos: la nuclear no solo brinda tecnología sino también muchas oportunidades para los jóvenes, incluyendo la posibilidad de obtener algún día un título en Ingeniería Nuclear.
En Bolivia se construirá un Centro de Investigación y Desarrollo en Tecnología Nuclear, más precisamente en El Alto. Mi opinión al respecto cambió por completo. Al principio la gente de mi país estaba muy temerosa, muchos no entendían que implicará una forma segura de desarrollo en distintas áreas, como medicina y agricultura. Mi experiencia en Sochi me permitió comprender que este Centro nos abrirá las puertas a nuevos radioisótopos para su utilización en terapias contra el cáncer; nuevos estudios como el PET-SCAN; aceleradores lineales que serán usados por gente capacitada para la realización de estos procedimientos. Espero que este Centro, además de estas interesantes aplicaciones que facilitará, también le ofrezca a la juventud nuevas carreras profesionales, y hasta quizás algún día la posibilidad de construir una central nuclear con la guía de Rusia, que ha cosechado tanta experiencia y conocimientos durante estos años.