«En lo personal, que hago énfasis en la política exterior, interpreto que lo nuclear es un tema que ubica a la Argentina entre los diez ó veinte países más importantes del mundo por el valor tecnológico qué implica esta actividad, la cual hace que tenga una presencia destacada.
Argentina hizo un gran esfuerzo para tener un producto exportable, como el caso de los reactores de investigación que se han vendido al exterior. Recuerdo que cuando se construyó el primero, en Perú (para producir radioisótopos), fue un desafío gigantesco: se trataba de la primera experiencia fuera de nuestras fronteras. La segunda, donde tuve la suerte de intervenir, fue el de Argelia, que además supuso la complejidad de la diferencia idiomática y cultural. Luego llegaron las unidades exportadas a Australia y a Egipto, que también implicaron un esfuerzo tecnológico magnífico y una enorme preparación profesional. Todos estos casos fueron exitosos, los clientes quedaron muy satisfechos por la calidad de los trabajos, lo que cobra una mayor trascendencia si consideramos que no hay muchos países con una capacidad exportadora semejante: sí las grandes potencias, como Rusia y China por ejemplo, pero a nivel regional Argentina está a la vanguardia.
El hecho de que nuestro país haya logrado tener una empresa de la calidad de INVAP, una comisión de energía atómica como la CNEA, ámbitos académicos de excelencia como el Instituto Balseiro y nuestras universidades, realmente es un motivo de orgullo, y fueron logros conseguidos con mucha responsabilidad, producto también de una política nuclear que, pese a los diferentes gobiernos sucedidos, mantuvo la voluntad de hacer de la Argentina un gran país nuclear».
*Respuesta de Roberto García Moritán. Diplomático y ex vicecanciller
**Pregunta enviada por Juan Ignacio Pérez, UTN