El próximo 31 de mayo, al cumplirse un nuevo aniversario de la creación de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), la Argentina celebrará setenta años de desarrollo sostenido de la ciencia y la tecnología nucleares con fines pacíficos. Setenta años de historia que nos convocan a reflexionar sobre los desafíos y ejes de acción a futuro, vinculados a elementos cruciales, tales como la estructura organizativa, la tecnología y la visión estratégica del sector. En ese sentido, tanto la brecha de género como la brecha generacional existentes son realidades transversales en la industria nuclear a nivel mundial y requieren también ser abordadas en función del impacto que poseen sobre dichos elementos.
Por Melina Belinco* y Delfina Di Lorenzo**
En un contexto en el cual las cuestiones de género marcan agenda en el plano internacional, ya sea en los Estados y sus instituciones y en las diferentes organizaciones de la sociedad civil, la plena incorporación de las mujeres no refiere únicamente a una reivindicación igualitaria, sino también a una necesidad en términos de desarrollo socioeconómico. En el marco de un nuevo inicio de década, las trabajadoras del sector nuclear nos proponemos visibilizar ciertas problemáticas, como así también desafíos y potencialidades, en pos de avanzar en materia de equidad de género en el campo de la educación, la ciencia y la tecnología nucleares.
Las mujeres enfrentamos desigualdades estructurales -visibles y solapadas- que se suceden en el ámbito educativo, laboral, etc. Desigualdades que se manifiestan, muchas veces, a través de los diferentes tipos de violencia y, por lo general, en las instituciones hay cierta resistencia a considerar como violencia a aquélla que se ejerce a partir de la exclusión de las mujeres en determinados empleos o en la obturación de oportunidades de ascenso, diferencias salariales por iguales tareas, entre otras.
En esa línea, desde hace cinco años, cada 11 de febrero se conmemora el “Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia” en pos de visibilizar las diversas barreras que impiden a las mujeres acceder al mundo de la ciencia y la tecnología (CyT), y de promover su participación plena, entendiendo que la CyT y la igualdad de género van de la mano y son componentes vitales para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), incluidos en la Agenda 2030 de Naciones Unidas.
Históricamente, la CyT han tenido el poder de alterar y cambiar las trayectorias; en la actualidad influyen cada vez más en todos los aspectos de la vida cotidiana, ya sea en las oportunidades económicas, o en la aplicación de soluciones en diversos sectores productivos. Las mujeres y las niñas hemos estado ausentes y/o invisibilizadas en estos campos, especialmente en lo que refiere a la formulación de políticas y la toma de decisiones en los ámbitos que transforman nuestro mundo diario. Así, las estrategias y medidas han sido discutidas, diseñadas, elaboradas e implementadas desde un enfoque fuertemente masculinizado; y el sector nuclear no es la excepción. De esta forma, la incorporación de la perspectiva de género en cada uno de los proyectos es indispensable.
La importancia de tener en cuenta un enfoque diverso e inclusivo también es crucial a la hora de avanzar en cerrar otra brecha propia del ámbito nuclear entre los/las especialistas y la sociedad en su conjunto, lo cual implica considerar a las mujeres, que constituyen más del 50% de la población mundial y, al mismo tiempo, el colectivo con la percepción más negativa sobre la energía nuclear y sus aplicaciones.
En Argentina, a partir de la promulgación de la Ley Micaela en 2019, todas las personas que nos desempeñamos en la función pública tenemos la obligación de formarnos con perspectiva de género y violencias contra las mujeres, con el fin de promover la concientización y transformación de valores culturales que naturalizan las desigualdades entre los géneros en pos de generar espacios de intercambio y construcción de sujetos sociales, de ciudadanas y ciudadanos comprometidas y comprometidos en la modificación de la realidad, en la producción de procesos de inclusión y cohesión social con igualdad de oportunidades y libres de violencias – especialmente destacando el rol de las juventudes como histórico colectivo de cambio. Asimismo, desde noviembre de 2019, la Ley Nacional de la Ciencia ha obtenido media sanción en la Cámara de Diputados para incorporar la equidad de género en las instituciones del ámbito de la CyT; si bien aún falta la sanción en el Senado.
Ahora bien, ¿cuál es la situación de las mujeres en el sector nuclear argentino? Más allá de que en los inicios de nuestra historia nuclear la presencia de mujeres especialmente en los laboratorios de Radioquímica de la CNEA fue muy importante; de que hemos contado con dos presidentas mujeres: la Dra. Emma Pérez Ferreira -que presidió la Institución entre 1987 y 1989- y la Lic. Norma Boero -que estuvo al frente de la Comisión entre 2008 y 2016-, de que hoy tengamos decanas y una vicedirectora en los Institutos de formación, como así también muchas trabajadoras con destacadas carreras científicas y que han sido reconocidas en el ámbito nacional e internacional, las mujeres del sector nuclear seguimos sin estar adecuadamente representadas en términos de porcentajes, sobre todo en puestos vinculados con la toma de decisiones y el ejercicio del poder.
En relación a los niveles de mujeres trabajadoras en el clúster nuclear (sin distinción de tareas), podemos advertir que la CNEA sólo cuenta con el 33% de mujeres en su planta; la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN) tiene un porcentaje del 43%; mientras que Nucleoeléctrica Argentina (NA-SA) posee un 17% de trabajadoras; e INVAP SE., un 19%.
Por otra parte, si observamos las estructuras hasta diciembre de 2019 en la primera línea de la CNEA, no hay mujeres ocupando cargos jerárquicos; en la ARN, sólo hay una mujer en el cargo de vicedirectora; en NA-SA, de 17 puestos gerenciales sólo 3 son ocupados por mujeres; y en INVAP SE no hay puestos jerárquicos femeninos; situación que se replica en las empresas e instituciones “hermanas”, como son DIOXITEK SA, ENSI SE, CONUAR-FAE, centros dedicados a la Medicina Nuclear…En términos generales, observamos que la presencia de las mujeres es mucho menor en relación a la de los varones, especialmente en dos instituciones directamente ligadas a la Ingeniería como NA-SA e INVAP SE.
Si contrastamos estos datos con el porcentaje de mujeres que se encuentra estudiando disciplinas agrupadas dentro de la sigla en inglés “STEM” (Science, Technology, Engineering & Mathematics) -es decir el semillero, para que luego, con políticas activas se traduzca en mayores puestos laborales ocupados por mujeres dentro de la industria-, notamos que en 2017 había más mujeres en relación a los varones en aquellas carreras relacionadas a las Ciencias Básicas . Pero si nos adentramos en las Ciencias Aplicadas , tenemos un mayor porcentaje de varones. En tanto, si vemos la situación del CONICET, en las áreas de Tecnología, por ejemplo, se encuentran investigando un 40% de mujeres en relación a un 60% de varones. Por su parte, en el área de las Ciencias Exactas y Naturales existe un 42% de mujeres frente a un 58% de varones.
Estos datos permiten inferir a simple vista que, si bien se han introducido algunas reformas para paliar las desigualdades entre géneros, las mismas no han alcanzado a romper las barreras que enfrentan las mujeres en su trayectoria laboral o profesional. Asimismo, cabe destacar que el denominado techo de cristal, es decir, la escasa participación de las mujeres en ciertos puestos o cargos en el mundo científico y tecnológico y, especialmente nuclear, afecta no sólo su carrera profesional, sino también otras áreas de la vida de las personas, al mantener y reproducir los estereotipos y roles de género.
De allí que, considerando la expansión del plan nuclear y habiendo alcanzado los setenta años de trayectoria, necesariamente nos lleva a pensar de manera integral el sector nuclear argentino y, sobre todo, analizar desde dónde tenemos que partir para motivar una mayor participación de mujeres de todas las disciplinas, en todos los niveles y, al mismo tiempo, promover políticas que acompañen y transformen a las estudiantes e investigadoras en trabajadoras nucleares. Así, resulta fundamental la necesidad de profundizar la capacitación en materia de género, especialmente brindando herramientas que permitan concientizar y comprender cuestiones elementales en torno a este campo, sobre todo teniendo en cuenta que se vincula a aspectos fuertemente arraigados y naturalizados en la sociedad patriarcal, promoviendo, en particular, planes de acción y mecanismos concretos, por ejemplo, a fin de desarrollar una nueva narrativa – comunicar lo nuclear desde una perspectiva de género, indispensable también en el marco de los esfuerzos en torno a la obtención de la licencia social.
Por último -y no por ello menos importante-, es imprescindible pensarnos como compañeras, como trabajadoras, en colectivo desde cada uno de los espacios de organización existentes y/o nuevos (sindicatos, organizaciones, redes, etc.), rompiendo así la tradicional “insolidaridad de género” y en pos de lograr un involucramiento más amplio y activo de las mujeres en todas las estructuras y puestos jerárquicos, que, por supuesto, debe ir acompañada de decisiones y políticas públicas. La transferencia de conocimientos y experiencias de mujeres con trayectorias amplias y diversas dentro del sector adquiere un valor inconmensurable a la hora de motivar a las niñas y mujeres a adentrarse en un universo en el cual pueden brillar, tal como es el mundo actual de la CyT. Sin embargo, se necesita avanzar más allá de la mirada meritocrática que remite a recuperar la carrera o la historia personal de una sola mujer, revalorizando la potencia de la construcción colectiva.
*Melina Belinco. Lic. en Ciencia Política. Maestranda en Cooperación Internacional. Trabajadora de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). Integrante de Women in Nuclear Global y Women in Nuclear Argentina. Docente de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y de la Universidad del Salvador (USAL).
**Delfina Di Lorenzo. Lic. en Relaciones Internacionales. Maestranda en Cooperación Internacional. Trabajadora de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). Integrante de Women in Nuclear Global y Women in Nuclear Argentina.