Aunque los accidentes nucleares y radiológicos son raros e infrecuentes, de los análisis exhaustivos que se han realizado se desprende que, en la mayoría de los casos, estos sucesos se deben principalmente a deficiencias en la cultura de la seguridad. Desde el accidente nuclear de Fukushima Daiichi en 2011, el concepto de cultura de la seguridad por el que se optó, y que se está implementando rápidamente, prima las distintas barreras de seguridad.
Por Michael Madsen (OIEA)
Para comprender mejor por qué el fortalecimiento de la seguridad en la industria nuclear está adquiriendo cada vez más importancia, conversamos con Tom Mitchell, Presidente de la Asociación Mundial de Operadores Nucleares (WANO). A la cabeza de la organización desde hace 2 años y con más de 40 años de experiencia en la industria nuclear, el Sr. Mitchell centra los esfuerzos de la comunidad de operadores nucleares en dotar de mayor solidez a la cultura de la seguridad.
La WANO es una organización sin fines de lucro que, mediante exámenes por homólogos, apoyo técnico y acceso a una biblioteca global de experiencia operacional, ayuda a los operadores de centrales nucleares comerciales de todo el mundo que la integran a que sus instalaciones funcionen de manera más segura y fiable.
P: Tras el accidente nuclear de Fukushima Daiichi, los motivos de preocupación relacionados con la seguridad hicieron que se tambaleara el apoyo público a la energía nucleoeléctrica. ¿Cómo puede recuperarse la confianza del público?
R: Es una buena pregunta y una cuestión que nos planteamos todos los que estamos en la industria nuclear. La confianza se alimenta de la fe y, desde el accidente nuclear de Fukushima Daiichi, la industria nuclear ha estado tratando de volver a generar esta confianza en tres esferas principales, a saber, la tecnología, la supervisión —incluida la concesión de licencias y la reglamentación— y los operadores que dirigen las instalaciones nucleares.
En la WANO no nos ocupamos demasiado de los aspectos tecnológicos, y la reglamentación es una de las principales áreas de trabajo del OIEA. En lo que respecta a los operadores, sin embargo, el hecho de que exista la WANO, una organización voluntaria que reúne a operadores nucleares de todo el mundo y trata de hacer el máximo hincapié en la cuestión de la seguridad nuclear, debería ayudar a infundir confianza en los operadores y a recuperar el favor de la opinión pública.
P: Las instalaciones nucleares necesitan unas normas de seguridad estrictas, pese a que esto también puede comportar un aumento de los costos de explotación. ¿La reducción de costos es un desafío para la cultura de la seguridad? De ser así, ¿cómo se puede encontrar un punto de equilibrio?
R: El precio es un factor importante en un producto esencial como la electricidad, y no vemos contradicción alguna entre mejorar el desempeño humano y los aspectos del liderazgo relacionados con la seguridad y mantener unos precios competitivos. En nuestra experiencia, las organizaciones que se centran en la seguridad explotan de manera eficiente reactores de gran capacidad. Los cambios relacionados con la seguridad pueden tener un efecto positivo en la fiabilidad, lo cual, en última instancia, mejora la eficacia en relación con el costo. Consideramos que mejorar la cultura de la seguridad es complementario a reducir los costos de explotación.
P: ¿De qué manera las personas con dotes de liderazgo en los operadores nucleares pueden fomentar la cultura de la seguridad en sus tareas?
R: He estado al frente de dos grandes centrales nucleares, en el Canadá y los Estados Unidos de América, y, en mi opinión, es fundamental predicar con el ejemplo. Los líderes lo son por cómo interactúan con su personal y resuelven los problemas cuando surgen.
Un líder debe tener la mentalidad adecuada, y la WANO trabaja con los operadores para desarrollar unas dotes de liderazgo eficaces. Entendemos el liderazgo de una manera amplia, y tratamos de promover cualidades positivas en todo tipo de programas de capacitación, es decir, que abordan problemas que se plantean en diferentes tecnologías, entre ellos, la seguridad.
P: ¿Quién podría ser un ejemplo de solidez para el resto de la industria nuclear en cuanto a la cultura de la seguridad y por qué?
R: Una característica clave de la WANO es que aprendemos los unos de los otros, ya sean actores de la industria o ajenos a ella. La industria aeronáutica me parece un buen ejemplo de ámbito distinto del nuclear. Históricamente, ambos sectores han estado pendientes de lo que hacía el otro, por ejemplo, en la manera como los grupos interactúan en una sala de control o una cabina de vuelo.
Una de las tareas principales que realizamos en la WANO es determinar los puntos fuertes de otras industrias y aprender de ellas, en especial las enseñanzas positivas que se pueden extraer y las mejores prácticas. Imitar e intercambiar experiencias forma parte de la misión de los operadores: ese es nuestro trabajo.
También quiero creer que la industria nuclear ha logrado extrapolar algunos de sus logros a otros sectores. Si va a un hospital de los Estados Unidos a que lo operen, por ejemplo, comprobará que los cirujanos repiten muchas frases y utilizan otros recursos para evitar errores humanos y de comunicación. Estas prácticas proceden del ámbito nuclear.
P: ¿Qué puede hacer el OIEA para seguir promoviendo la cultura de la seguridad en la industria nuclear?
R: El OIEA tiene una función sumamente importante que desempeñar en la mejora de la cultura de la seguridad en la industria nuclear y, en el último decenio, se ha fortalecido la relación entre la WANO y el OIEA. Como Presidente de la WANO, deseo que esto continúe.
La colaboración con los nuevos actores de la industria nuclear es un ejemplo reciente de éxito en este sentido. Junto con el OIEA y el Instituto de Investigación de Energía Eléctrica (EPRI), preparamos una hoja de ruta que guía a los países a lo largo de todas las etapas que deben superarse para completar la transición a la energía nucleoeléctrica, desde la construcción hasta la explotación, concediendo la máxima importancia a la seguridad y la reglamentación.
Si pensamos en la prórroga de las operaciones relacionadas con la energía nucleoeléctrica y la aplicación de nuevas tecnologías, el Organismo es un actor importante a la hora de velar por que se haga en condiciones de seguridad, y puede trabajar con la comunidad de operadores en el logro de este objetivo. Esto es vital, ya que prorrogar las operaciones y mantener la viabilidad de la energía nuclear son factores sumamente importantes para alcanzar la descarbonización a escala mundial y garantizar un planeta más seguro para todos.
Fuente: OIEA