Más conocida como “Dorita” y reconocida por su brillante carrera, la Dra. Dora Vigoda de Leyt perteneció al grupo de las primeras profesionales que tuvieron un papel clave en la historia de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). En este artículo, Enula y ENHOY reconstruyen sus principales contribuciones en el desarrollo de la ciencia y la tecnología del país.
Por Lic. Natalia Lovece
Con 102 años, Dora Vigoda de Leyt aún mantiene viva su memoria y recuerda algunos fragmentos de su paso por la CNEA. Fue investigadora, profesional, esposa de Arnaldo Leyt y madre de Laura y Silvia en un contexto histórico en el que el trabajo de las mujeres no contaba con la visibilización suficiente, y mucho menos en el área de la ciencia y la tecnología. Sin embargo, eso no la detuvo.
Conformar el campo científico-tecnológico parecía una utopía en aquellos tiempos, no obstante, en 1953, “Dorita” -como la conocemos cariñosamente- ingresó a la CNEA. Arturo Emilio Cairo, quien por ese entonces dirigía el laboratorio de Química Analítica, se acordaba de ella por su desempeño en la universidad: “Cuando lo fui a ver, recordó que había sido ayudante honoraria”, describió Dorita en diálogo con ENULA y ENHOY. En ese momento, asegura, no tenía mucha experiencia: hasta ese punto sólo había llevado a cabo análisis clínicos.
Dorita reconstruye sus primeros pasos en el laboratorio de aquel edificio de gran porte de la calle Libertador, donde “no había mucha gente”: “Entre laboratorio y laboratorio había un vidrio, a través del cual nos mirábamos y comunicábamos. En esos primeros años había mucho trabajo”, rememora.
Con el tiempo, junto a Milena Gonzales e Isabel Cornell, Dorita se convirtió en una de las participantes más activas del desarrollo de los métodos analíticos para las tareas de minería y geología, integrando uno de los grupos de tecnólogas y científicas pioneras que contribuyeron a la consolidación de la CNEA.
Los primeros años
En el marco de un ciclo de conferencias históricas organizadas por el Laboratorio de Conservación Preventiva y Restauración de Documentación de CNEA, el 26 de abril de 2018, Dorita ofreció una presentación en la que destacó su labor en la División de Fluorescencia de Rayos X (FRX) dentro del Departamento de Química Analítica.
Durante la charla, que tuvo lugar en la sede principal de CNEA, compartió detalles sobre el inicio de la actividad nuclear en Argentina -en el año 1950- mediante la creación de la Comisión Nacional de Energía Atómica. En ese sentido, resaltó que -bajo la presidencia de Juan Domingo Perón- existía “el convencimiento de que la energía nuclear y sus múltiples aplicaciones formaban parte de la revolución científica y tecnológica universal y que era preciso incorporarla al acervo de conocimientos y sistemas económico-políticos argentinos”.
Volviendo al área en la que se desempeñó, la experta detalló: “El Departamento de Química, con su división de Química Analítica, se abocó al estudio y desarrollo de métodos aplicables a materiales de uso nuclear en general y métodos específicos para controlar la pureza nuclear por técnicas por vía húmeda, absorción atómica, espectrografía de emisión, electroquímica, espectrometría de masa, etcétera”.
En el año 1964, presentó su tesis «Determinación de torio en uranio y compuestos purificados de uranio. Aplicación de la extracción por solventes del complejo torio – tenoil – trifluoroacetona” a fin de obtener el grado de Doctora en Ciencias Químicas por la Universidad de Buenos Aires. Esta tesis, de suma importancia, explora la técnica de extracción por solventes para separar el torio del uranio mediante el uso de un complejo específico de torio con tenoil – trifluoroacetona, lo que la convierte en un estudio relevante en el campo del análisis y la purificación de estos metales pesados y radiactivos.
Ese mismo año, junto a su marido Arnoldo Leyt, Dorita viajó al extranjero en busca de perfeccionar sus conocimientos: “Nos fuimos con una beca a Francia, él por el Organismo Internacional de Energía Atómica y yo por el gobierno francés, con una beca para estudiar Fluorescencia por Rayos X, de lo cual no sabía nada, y que acá prácticamente no existía”. Al continuar con su relato, explicó que esa oportunidad le permitió interiorizarse en la técnica: “Me dieron un libro, un escritorio y ‘arreglése como pueda’, porque en general era así, aunque tenía compañeros muy buenos”.
Dorita y su esposo estuvieron becados por 24 meses, luego de los cuales les ofrecieron un contrato de investigación por cinco años. Aunque se trataba de una propuesta muy atractiva, en ese momento, no la pudieron aceptar. ¿El motivo? “La Comisión no nos permitió, con la amenaza de exonerarnos”, aseveró Dorita y, para fundamentar su comentario, añadió: “Cuando nos fuimos, tuvimos que firmar un contrato para estar de vuelta en la Comisión el triple de lo que estuviéramos afuera. Eso pasó porque los primeros se iban y no volvían más, entonces, la CNEA se puso a resguardo”.
“Persiguiendo sueños”
“Estas personas donaron sus vidas por amor a la ciencia”, dijo Ana María Calvo, exdirectora del Laboratorio de Conservación Preventiva y Restauración de Documentación (LCRD) de la CNEA, al hacer referencia a los iniciadores de dicha institución, incluyendo a Dorita dentro del grupo que ella misma definió como “amantes y servidores del conocimiento científico”.
Por medio del proyecto institucional “Recuperación de la Memoria Fotográfica de CNEA”, Calvo pudo conocer e interactuar con quienes -en sus palabras- han pasado “días enteros persiguiendo sueños detrás de nuevos conocimientos para servir más y mejor a su patria, tratando de lograr que los usos pacíficos de la energía nuclear fueran puestos en práctica para mejorar la vida de todos”. Asimismo, aclaró que “no sólo se formaban intelectualmente y trabajaban poniendo todo su entusiasmo, sino que compartían y enseñaban a otros científicos argentinos y extranjeros sus avances, con alegría, formando increíbles equipos reconocidos mundialmente”.
De igual modo, enfatizó: “Muchos de ellos fueron los primeros científicos que originaron laboratorios y proyectos con muy pocos elementos y equipos muy rudimentarios, la mayoría de las veces confeccionados por ellos mismos con objetos de uso común. Hicieron maravillas científicas que, a nivel nacional e internacional, hoy siguen siendo la base de nuevos y actuales proyectos”.
Valioso legado
Uno de los grandes logros de Dora Vigoda de Leyt fue la creación del Laboratorio de Fluorescencia de Rayos X (FRX). En cuanto a su origen, comentó: “A fines del 66´, casi 67´, se vence el contrato de investigación que contraje, cuando volvimos, en el año 1969 o 70´. Después de mucho pedir, de trabajar, logré la adquisición de un espectrómetro de fluorescencia de rayos X, un instrumental técnico y el instrumental técnico complementario. Así se creó el laboratorio de Fluorescencia de Rayos X, colaborando ampliamente con los objetivos propuestos en CNEA para la ejecución de su plan nuclear. La compra del equipo exigió además completar el equipamiento adecuado de laboratorio para el tratamiento de materiales de diferentes estados físicos, sólidos y metálicos”.
Dorita también subrayó la importancia de la aplicación de FRX en el área nuclear: “Fue amplísima, abarcó estudios analíticos de minerales respondiendo a los requerimientos de la Gerencia de Producción de Materias Primas Nucleares, métodos imprescindibles para los estudios de factibilidad (…)”. https://nuclea.cnea.gob.ar/entities/publication/0be95fed-b58d-424a-9843-0c1afe4aea40)
Un cierre que no es cierre
Quienes la conocen, dicen que Dorita siempre se caracterizó por su constante deseo de aprender y compartir su conocimiento con los demás. En esa línea, la científica mencionó su paso por Guatemala como experta en Naciones Unidas y el Proyecto de Aplicaciones Instrumentales de los Isótopos Radiactivos del Centro de Energía Nuclear de La Reina (Santiago de Chile). En ese lapso, se desarrollaron métodos de determinación de uranio e impurezas en uranio, en diversos materiales: soluciones acuosas y orgánicas, concentrados y minerales, por la técnica de FRX. La experiencia profesional de Dorita sobrepasa por completo los alcances de este artículo. Lo cierto es que, entre muchas otras cosas, también capacitó al personal en diferentes técnicas de laboratorio para la preparación de muestras y dictó una conferencia titulada «Aspectos generales de la fluorescencia con rayos X y su aplicación en diferentes campos».
Es imposible condensar en pocas palabras la vida de la Dra. Dora Vigoda de Leyt y su brillante carrera, pero si los lectores pueden recordar su nombre y alguno de sus logros, entonces se habrá cumplido el propósito de esta entrevista: preservar en la memoria su legado, que es el fiel reflejo de su profesionalismo, esfuerzo y dedicación en pos del avance científico y tecnológico de la Argentina.
¡Gracias, Dra. Dora Vigoda de Leyt! ¡Gracias, querida Dorita!











