«Entiendo que uno de los mayores problemas que se plantean en torno a la brecha generacional se relaciona con la situación, casi permanente en nuestros días, que podríamos caracterizar bajo el lema de «estar permanentemente reinventando la rueda», es decir, verse en la necesidad de reencontrar soluciones a problemas resueltos con anterioridad. No importa que ahora contemos con mayores recursos técnicos, tecnológicos o conceptuales, no hay mayor desperdicio que aquel originado en el no aprovechamiento óptimo de los elementos disponibles. Y entre ellos, el capital humano es, por mucho, el más caro, y no sólo en términos económicos sino, más importante, en términos temporales.
Muchos de nuestros predecesores cuentan con innumerable e incuantificable experiencia acumulada a lo largo de una vida de trabajo que debe ser capitalizada por las nuevas generaciones. La ciencia, en particular, se nutre de esa relación transgeneracional, al persistir un modelo en su seno un modelo cuasi artesanal de traspaso de saberes en el cual la formación es transmitida (de una manera a veces sobreconductista), del maestro al aprendiz, y no sólo en los conocimientos empíricos, si no más bien en la transmisión artesanal de las sutilezas del método científico.
Por otro lado, debemos considerar que el crecimiento individual requiere o bien una expansión permanente del número de cargos disponibles, o bien que exista un recambio generacional. No resulta fácil para una organización encontrar el equilibrio entre mantener al capital humano de mayor experiencia sin pagar el costo de la frustración del crecimiento de los más jóvenes.
Sin embargo, en dicha ecuación debe considerarse el costo de la reinvención de la rueda. Cuanto le cuesta esto a una organización en tiempo y dinero. Seguramente no poco. Incluir ese factor en la ecuación de costos seguramente haría rever programas como las retiros voluntarios o jubilaciones anticipadas. La expansión de cargos debería ser posible al considerar ese costo oculto y permitir, por ejemplo, la existencia de consultores internos, algo que es común en la Academia bajo las figuras de Profesores Consultos o Eméritos. No perder la experiencia acumulada es crucial, y las organizaciones deberían buscar espacios que alienten la cooperación y el intercambio intergeneracional de ideas».
*Respuesta del Dr. Hernán Asorey, Investigador CNEA-CONICET
**Pregunta de Ayelén Manzini, alumna del Doctorado en Ciencia y Tecnología, Mención Materiales, del Instituto Sabato

