El país del Altiplano está cada vez más cerca de iniciar sus actividades nucleares no energéticas con fines pacíficos, donde se enmarca lo que será su Primer Centro de Investigación y Desarrollo en Tecnología Nuclear en El Alto de la mano de la Corporación Estatal de Energía Nuclear rusa Rosatom.
El centro de tecnología nuclear, que será el más grande y moderno de Sudamérica, estará destinado a la implementación de aplicaciones nucleares en ciencia e investigación, medicina, industria, geología, y agricultura. A comienzos del mes de septiembre, la Agencia Boliviana de Información (ABI) anunció que Rosatom dará inicio a los estudios de suelos en la zona donde se prevé instalar el proyecto, lo que constituye un avance significativo para darle curso a una iniciativa que, según los expertos, marcará un antes y un después en el desarrollo de la región.
Conforme los datos provistos por la Agencia, el ministro de Hidrocarburos y Energía, Luis Alberto Sánchez, expresó que Rosatom empezará a analizar en estos días los suelos del área de construcción del Centro de Investigación y Desarrollo en Tecnología Nuclear. Al respecto, puntualizó que el objetivo es llevar a cabo “todos los estudios geológicos de la zona de construcción» con “análisis de laboratorio a fin de determinar la resistencia del terreno intervenido”. El funcionario también precisó que de acuerdo con “la resistencia de ese suelo se diseñará todo lo que es la infraestructura y a partir del diseño firmaremos el contrato para la construcción».
Los antecedentes de la cooperación ruso-boliviana se remontan a marzo pasado, cuando el Gobierno de Bolivia suscribió un convenio con Rosatom ante la presencia del presidente Evo Morales para manifestar la voluntad concreta de llevar adelante la iniciativa, que se emplazará a más de 4.000 metros de altura. El acuerdo fue rubricado por Sergey Kirienko, Director General de Rosatom, y el ministro Luis Alberto Sánchez. Previamente, Evo Morales y su par ruso, Vladimir Putin, habían concretado una serie de convenios intergubernamentales el 23 de noviembre de 2015 en ocasión de la Tercera Cumbre del Foro de Países Exportadores de Gas, celebrado en Teherán.
Posteriormente, el viernes 9 de julio el Ministerio de Hidrocarburos y Energía y Rosatom suscribieron tres convenios de cooperación: “Acuerdo para el Desarrollo del Proyecto (PDA por su sigla en inglés) de Construcción del Centro de Investigación y Desarrollo en Tecnología Nuclear”, que garantiza la conclusión del proyecto, y otros dos convenios de “Capacitación de Personal en el uso de la Tecnología Nuclear” y “Aceptación Pública del uso de la Tecnología Nuclear”, según la información anunciada desde la cartera energética boliviana.
Tal como comunicaron desde Rosatom, “los acuerdos forman la base jurídica para la interacción entre los dos países en una amplia gama de áreas nucleares: apoyo para crear la infraestructura nuclear en Bolivia; diseño y construcción de reactores nucleares de investigación; la exploración de uranio y la minería en ese país; servicios del ciclo del combustible nuclear; tratamiento de residuos radiactivos; seguridad nuclear y radiológica; producción de radioisótopos y su aplicación en la industria, medicina y agricultura; capacitación y entrenamiento de especialistas de la industria nuclear en Bolivia, etc.”.
La Corporación Estatal de Energía Nuclear Rosatom es uno de los líderes mundiales en tecnología nuclear y cuenta en su haber con la construcción de unos 130 reactores de investigación en Rusia (52 de los cuales todavía están en operación), cifra que representa alrededor del 20% del número total de reactores de investigación del mundo. Rusia tiene una experiencia de más de 50 años en este campo, incluyendo también otros veinte reactores de investigación concretados en otros países en cooperación con Rosatom.
En una entrevista publicada por ENUla, el Director General de la Agencia de Energía Nuclear (AEN), Luis Echávarri, se refería al Centro de Investigación y Desarrollo en Tecnología Nuclear advirtiendo que “una vez en operación, implicará un aporte sustancial para la formación de científicos y técnicos, lo que se materializará en un mejor desarrollo de la medicina, la industria y la educación bolivianas”: “Será un proyecto fundamental para la modernización del país. Este es uno de los grandes objetivos del Gobierno, que aspira a mejorar la calidad de vida de la población. Se ha demostrado que aquellos países que cuentan con centros de este tipo han maximizado sus capacidades científico-tecnológicas, y esto es muy importante para el progreso de toda la población. No tengo dudas de que esta iniciativa, y la consiguiente apuesta de Bolivia por el desarrollo nuclear [no energético], serán decisivas en el desarrollo socio-económico del país. Su proceso de modernización ya está en marcha”.
El objetivo es que el Centro cuente con un ciclotrón, una planta multipropósito de irradiación, un reactor nuclear de investigación de baja potencia y otras facilidades para el desarrollo de diversas técnicas nucleares no energéticas, donde la producción de radioisótopos de uso médico será uno de los ejes fundamentales. En el caso de la irradiación de alimentos, se trata de un procedimiento muy beneficioso que elimina parásitos y plagas y que, como corolario, permite asegurar la calidad de los productos para su exportación. Vale recordar que estas técnicas no afectan la salud y están aprobadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La Agencia Boliviana de Información notificó a fines de agosto de este año que el director de la Agencia Boliviana de Energía Nuclear (ABEN), Silverio Chávez, destacó durante la conferencia de “Aplicaciones y Usos de la Tecnología de Irradiación” las ventajas de estos procedimientos, señalando que la planta Multipropósito de Irradiación permitirá tener esa tecnología en el área agroindustrial y contribuirá a las exportaciones de alimentos. «Vamos a contar con este irradiador de alimentos, principalmente aplicado a las frutas, dado que para poder exportarlas el Organismo Internacional de Energía Atómica exige que deben ser inocuas, es decir libre de parásitos e insectos. La piña del chapare puede llegar a la mesa de un europeo», expresó.