Se trata de un “composite” de material sintético generado a partir de la mezcla de un polímero (en este caso polietileno) con hidroxiapatita, que es la matriz mineral de los huesos. De este composite se obtiene un producto similar al plástico, a partir del cual pueden fabricarse las prótesis. Su principal ventaja es que, al tener entre sus componentes una parte de hueso, el material es “biocompatible”, es decir, apto para ser utilizado en el cuerpo humano.
La Mg. Celina Horak, Gerente de Tecnología y Aplicación de las Radiaciones Ionizantes de la Comisión Nacional de Energía Atómica, contó que en este caso “el tratamiento con radiaciones lo que hace es generar una especia de malla sobre el polímero, una reticulación, que impide que se desgaste”. Y agregó que “en condiciones fisiológicas, es decir, cuando el material ya fue implantado en un paciente, permite que se obtenga un mejor anclaje entre el hueso y la prótesis, haciéndola más durable y minimizando la necesidad de recambios con el paso del tiempo».
El proyecto lleva cuatro años de desarrollo y actualmente se encuentra en la fase de diseño de producto. Para la fabricación de este composite se mezclan en partes iguales la hidroxiapatita y el plástico; luego el material se pasa por una extrusora, que le da homogeneidad al producto y se obtiene una cinta, que luego de ser irradiada está lista para la siguiente fase.
“Lo que sigue en este proceso es lograr un diseño que permita la fabricación de las prótesis, especialmente de cadera, que es la que está guiando todo el proyecto. Esto lleva, por supuesto más tiempo, pero la idea es lograr en el corto plazo una prótesis de cadera más económica y duradera, fabricada con componentes que no necesitan ser importados”, detalló Horak. Además, explicó, que antes de poder terminar un trabajo de estas características, es necesario llevar adelante toda una serie de pruebas clínicas para lograr la aprobación de la prótesis por parte de todo el sistema de salud.
Estás técnicas para irradiación de polímeros son consideradas más seguras que aquellas que utilizan químicos y logran que la reticulación del material tratado sea más eficiente. La radiación gamma permite, en estos casos, romper enlaces químicos para para modificar las propiedades del material sin volverlo radiactivo en el proceso. Así, se pueden rediseñar los polímeros para que cumplan funciones específicas. Estas investigaciones se están llevando adelante en varios países, dado que la mejora de estos materiales tiene diversos usos, tanto en materia de salud, como en aplicaciones industriales.
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https://www.iaea.org/sites/default/files/publications/magazines/bulletin/bull58-1/5811819_es.pdf
Fuente: CNEA