«Como humanidad nos dirigimos indefectiblemente hacia una energía sin hidrocarburos. Eso está más que claro. En la COP 23, realizada en Alemania, quedó firme la visión de las principales potencias mundiales en cuanto a que el consenso internacional de científicos considera a los gases de combustión de los fósiles como causa principal del calentamiento global generado por el actual paradigma de progreso.
La transición ya comenzó. En las organizaciones colegas se manejan distintos plazos para el deadline del consumo de combustibles de origen fósil -carbón, petróleo y gas natural-, plazos íntimamente relacionados con los desarrollos tecnológicos asociados para producir sustitutos que funcionen. Seguramente, habrá un proceso de transición durante los próximos 50 a 70 años, es decir, antes de que termine este siglo. Durante ese período habrá un proceso de electrificación creciente en el que se irá sustituyendo la combustión en la industria, en la calefacción y en el transporte. Las proyecciones indican que habrá una caída acentuada del uso de carbón, algo menor en derivados del petróleo, y existirá un vertiginoso crecimiento del gas en los próximos 30 años para reemplazar los anteriores y producir la electricidad complementaria a las renovables, que, como se sabe, son de funcionamiento intermitente: cuando no hay viento o sol, no funcionan.
La nuclear ofrece una alternativa que permite fabricar energía de forma sistemática con un nivel bajísimo de emisiones de CO2. Además, es compatible con otras fuentes renovables en una matriz diversificada y limpia. En un mundo donde los Estados cuentan con recursos limitados, una demanda por más y mejores servicios eléctricos y expectativas crecientes de los ciudadanos, la opción es seguir innovando. El desarrollo nuclear es un estratégico polo de desenvolvimiento industrial, científico y tecnológico de invalorable impacto y efecto multiplicador tanto para la economía y el empleo como para ir hacia un sistema energético seguro y moderno. Así lo entienden cada vez más países, entre ellos Suecia, España, Estados Unidos, Finlandia, China, India, Brasil, que apuestan por el mantenimiento de las centrales nucleares y la construcción de nuevas plantas.
La transición hacia un sistema energético basado en tecnologías totalmente limpias en el futuro requiere utilizar las más limpias que tenemos hoy. Y la nuclear está entre ellas».
* Respuesta del Dr. Marcelo Ferrero. Responsable Técnico del CEDyAT
** Pregunta enviada por Manuel Cano, estudiante inicial de Ingeniería, UTN