«Además de los beneficios que el sector nuclear ofrece en términos ambientales, y en especial su fuerte rol en la lucha contra el Cambio Climático, sus ventajas se extienden al cuidado de la salud, fundamentalmente con los radioisótopos aplicados a la medicina.
La tecnología de adquisición de imágenes mediante el uso de radioisótopos es una de las áreas nucleares que presenta mayor dinamismo, ya sea por la continua aparición de nuevas moléculas con afinidad por los distintos sistemas de órganos, como por lo referente a las innovaciones que hacen a los procesos radioquímicos para marcación de las mismas y a las vías de obtención de radioisótopos.
Desde la década del 50′ en la Argentina se utilizan radioisótopos con fines biológicos, pero es en los últimos 15 años en donde la imagenología molecular fue la motivadora para la aparición de radiofármacos de diseño en la evaluación y/o terapia de distintas entidades patológicas. Básicamente la visualización y/o tratamiento de procesos neurológicos, cardiológicos y oncológicos son los pilares que hoy sostienen a esta disciplina aunados con el desarrollo tecnológico del equipamiento diagnóstico, los tomógrafos computados que utilizan radiofármacos que posean emisores de positrones (PET) y los tomógrafos computados que utilizan radiofármacos que posean emisores de fotones (SPECT).
Los radioisótopos que se utilizan son, en su gran mayoría, emisores de fotones como el tecnecio-99m, indio-111, iodo-123, galio-67, etc. Entre los emisores de radiación beta negativa está el iodo-131, lutecio-177, itrio-90, etc. y finalmente entre los emisores de positrones al carbono-11, fluor-18, cobre-64, galio-68 y el iodo-124, entre otros.
Respecto de la disponibilidad nacional de radioisótopos, el tecnecio-99m, producto del decaimiento del molibdeno-99, se elabora en la CNEA al igual que el iodo-131 mientras que el indio-111, el itrio-90, el lutecio-177 y el galio-67 se importan; por otro lado el fluor-18 y el carbono-11 se obtienen en los ciclotrones privados que funcionan en nuestro país. El galio-68 constituye un caso particular, dado que se obtiene a partir de un sistema generador. Cabe aclarar que el uso del carbono-11 está restringido a los centros PET que se encuentran instalados próximos al ciclotrón, dado que su periodo de semidesintegración es de 20.38 minutos. El resto de los mencionados en esta apretada reseña no se producen en la República Argentina a pesar de existir la tecnología necesaria para ello; por ejemplo el iodo-123, el cobre-64 y el iodo 124.
*Respuesta del Dr. Carlos Cañellas, Director de Tecnonuclear S.A.
**Pregunta enviada por Andrés Cocco (UBA)