A más de diez años del primer Convenio de Cooperación y Asistencia Técnica, ahora un nuevo acuerdo firmado por el Ing. José Luis Antúnez – presidente de Nucleoeléctrica Argentina S.A. (NASA) – y el Dr. Maximiliano Fitolite – apoderado del Centro de Desarrollo y Asistencia Tecnológica (CEDyAT) -, permitirá implementar acciones para llevar cabo actividades de cooperación y beneficio entre ambas partes.
Por Pedro Reynoso
Lic. Comunicación UNSAM
Argentina es el país más avanzado en el desarrollo nuclear de Latinoamérica. Cincuenta años después de la firma del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, el amplio desarrollo de la energía atómica y otros usos de sus potencialidades —medicina e investigación, por ejemplo— se abre paso en todo el mundo como un aliado para el desarrollo sostenible y el cambio climático.
La energía nuclear es una fuente energética que garantiza el abastecimiento eléctrico, frena las emisiones contaminantes, reduce la dependencia energética exterior y produce electricidad de forma constante.
«En el plano real de los recursos, la producción, la inversión y el empleo del espacio nuclear argentino interno tiene un peso importantísimo a nivel internacional. El camino nuclear es escarpado, lleva más de 70 años en Argentina requiriendo recursos humanos de alta calificación en múltiples y variadas disciplinas. La complejidad creciente de la actividad económica internacional amplió y multiplicó la demanda de expertos, por ello la conclusión de Atucha 2 y la Extensión de Vida de la Central de Embalse, que fueron atendidas en gran medida por la propia oferta argentina de bienes complejos y conocimientos de entidades nacionales, marcan un hito histórico para un país latinoamericano, entre las que se destacan algunas Unidades de Vinculación Tecnológica (Ley 23.877) que tienen una larga trayectoria de acompañar su exitoso desenvolvimiento», expresó Fabián Ruocco, Director Ejecutivo del CEDyAT.
Tal es el caso del CEDyAT, que marca un fuerte diferencial por su activa participación en proyectos de alto nivel tecnológico, en la infraestructura digital y en la relación con la sociedad civil, porque cuenta con suficientes antecedentes para complementar diferentes procesos estratégicos que NA-SA está recuperando desde marzo de este año.
El reciente convenio entre Nucleoeléctrica y Cedyat permitirá llevar a cabo actividades de cooperación mutua, fomentar la formación profesional junto con el desarrollo de tecnologías innovadoras y sustentables, e incorporar la dimensión socio-ambiental en los futuras actividades.
La rúbrica de este documento se inscribe en un contexto mundial en el que los 443 reactores actualmente en operación -en un total de 31 países -producen alrededor del 11% de la electricidad mundial. Según el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) de Naciones Unidas, hay 51 unidades en construcción en 20 países, entre los que se encuentran China, India, Rusia, Corea del Sur, Emiratos Árabes Unidos, Finlandia o Francia. Todos ellos, conscientes de los desafíos energéticos y medioambientales, construyen nuevas plantas porque consideran que la energía nuclear es una fuente esencial para el presente y futuro de sus países.
En tal sentido, el CEDyAT despliega objetivamente un importante recorrido dado que trabajó oportunamente en el diseño del “Plan Estratégico 2015 – 2020 de Nucleoeléctrica Argentina SA”, donde se enmarcó en la voluntad de auspiciar la opción nuclear para la generación masiva de energía eléctrica de manera sustentable y segura promoviendo la sinergia entre el sector público-privado.
El Centro de Vinculación Tecnológica argentino, a la vez, mantiene acuerdos con Universidades Nacionales e Internacionales, Centros Innovación Tecnológica Internacional y dirige VINTECAR 4.0 que el Primer Polo Tecnológico Virtual surgido durante la Pandemia del Covid19 junto con 50 Instituciones, Cámaras Empresariales, Colegios de Ingenieros, Universidades Nacionales e Internacionales, entre otros.
Los programas nucleares de los diferentes países, así como todas las instalaciones nucleares, se encuentran bajo la supervisión y control de los organismos reguladores de los distintos países y, a nivel internacional, del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), con sede en Viena, actualmente presidida por el argentino Rafael Mariano Grossi.
En ese contexto, «el CEDyAT acumula la única experiencia en Argentina con trabajos de vital importancia para la integración de la dimensión ambiental y la nuclear. Uno de ellos fue la realización la ‘Estructura General de los requisitos para la presentación del Estudio de Impacto Ambiental (EIA) para la Cuarta Central Nuclear’. Otro fue el hecho de brindar la asistencia técnica ambiental en la realización de los trabajos del EIA y las acciones que debían ser desarrolladas por NA-SA, para la obtención de la ‘Licencia Ambiental prevista en la Provincia de Córdoba, para la concreción del Reacondicionamiento del Proyecto ´Extensión de Vida´ de la Central Nuclear de Embalse (PEV-CNE)’. Somos la única entidad argentina que desarrolló ese trabajo sin requerir auxilio internacional. Todo se logró con especialistas argentinos», concluyó Ruocco.
Construir centrales, desarrollar el proyecto nacional, capacitar a las nuevas generaciones y preservar el ambiente son algunos de los objetivos estratégicos definidos por NA-SA en su flamante Plan de Acción que CEDyAT decide acompañar.
En el horizonte inmediato aparece la potencial construcción de una central nuclear de tipo Hualong financiada por China. Representa una línea tecnológica novedosa para el país, de uranio enriquecido y agua liviana. Un desafío singular para desarrollar la transferencia de conocimientos entre distintas camadas de especialistas.
Por estos factores, acuerdos como éste permite establecer lazos de complementación en los campos científicos y tecnológicos para lograr una matriz energética diversificada, aprovechando el clúster tecnológico más sofisticado del país. Esto permitiría también a las PYMES de la industria nacional mejorar sus capacidades, y ampliar el nivel de actividad, logrando un impacto positivo en la generación de empleos post-pandemia.