La aplicación de la tecnología nuclear en el ámbito de la salud es uno de los usos más importantes y en el país viene desarrollándose desde hace décadas, a través de instituciones muy prestigiosas.
Bajo el liderazgo de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y el seguimiento de la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN), Argentina ha sido pionera al instalar en Mendoza el primer centro PET de América Latina y se ha posicionado como uno de los referentes en la materia.
El PET (sigla en inglés de Tomografía por Emisión de Positrones) es una de las técnicas de diagnóstico más modernas de la medicina nuclear, y requiere de radiofármacos marcados con elementos radioactivos que decaen por emisión de positrones. Éstos se producen en ciclotrones como los que existen en FUESMEN, en el Centro Atómico Ezeiza y en la Fundación Centro Diagnóstico Nuclear (FCDN). El gerente general de esta última, el Ing. Diego Passadore, explicó al respecto: “La CNEA tuvo mucho que ver en el desarrollo y reglamentación de la medicina nuclear en el país, a través de la provisión de equipos para instalar en distintos centros y actividades de formación y capacitación. Por ejemplo, en 1958 organizó el primer curso interdisciplinario de aplicación de radioisótopos en medicina, demostrando la preocupación existente por difundir y asegurar el uso correcto de las radiaciones”.
Otro hito relevante fue la creación en 1966 del Centro de Medicina Nuclear en el Hospital de Clínicas, en conjunto entre la CNEA y la UBA, y el Servicio de Medicina Nuclear del Instituto Roffo, gestionado en conjunto entre ambas instituciones. En los años ‘60 se construyó, además, el reactor RA-3, que funciona en el Centro Atómico Ezeiza (CAE) y que actualmente provee de radioisótopos para diagnóstico y tratamiento para Argentina y el extranjero: “Esto es fundamental porque es una de las pocas naciones del mundo capaces de exportar radioisótopos”, enfatizó Passadore.
Por su parte, el Dr. Valentín Ugarte, gerente general de la Fundación Escuela de Medicina Nuclear (FUESMEN) agregó que “la producción de radiotrazadores está liderada por la CNEA a través del CAE, aunque existen entidades privadas que complementan esta actividad en lo que se refiere a producción y distribución, junto con organizaciones estatales, como gobiernos provinciales e instituciones nacionales”. Seguidamente, el especialista destacó la labor de la Fundación Centro Diagnóstico Nuclear y su par mendocina, a las que calificó como “pioneras en la incorporación de Ciclotrones de Uso Clínico” y que fueron creadas en 2004 y 1991, respectivamente.
“De la mano de la CNEA -señaló-, Argentina ha estado a la vanguardia en el campo de la medicina nuclear, por ello no resulta extraño que en 1991 haya montado en la provincia de Mendoza el primer centro PET de América Latina”. Por aquel entonces, muy pocos países del mundo contaban con esa tecnología, y Argentina fue uno de ellos, revolucionando los procedimientos en la lucha contra el cáncer.
Además, la Comisión Nacional de Energía Atómica ha participado en el área terapéutica de enfermedades oncológicas a través de desarrollos tecnológicos: “Así es como INVAP, una sociedad mixta entre CNEA y la provincia de Río Negro, desarrollaron bombas de cobalto y otros equipos desde una política de inclusión, permitiendo el acceso a estas técnicas a todo aquel que lo necesite”, detalló Valentín Ugarte.
Un aporte a la vida
Hoy la medicina nuclear brinda respuestas indispensables en pacientes con afecciones cardíacas, oncológicas, neurológicas, respiratorias, y muchas otras. “Es impensable considerar su reemplazo por alternativas que no brindan la misma información diagnóstica, y mucho menos cuando se consideran sus aplicaciones terapéuticas, que van desde el tratamiento paliativo del dolor hasta el uso de radiofármacos específicos para tumores”, advirtió el titular de FCDN, Diego Passadore.
Según informaron los expertos consultados, la medicina nuclear se está amalgamando en la actualidad con otras técnicas de diagnóstico por imágenes, como la Tomografía Computada y la Resonancia Magnética Nuclear, lo que maximizará sus beneficios al posibilitar diagnósticos y tratamientos mucho más precisos y eficaces: “Va a ser muy interesante ver cómo la disciplina va a evolucionar en estos desarrollos que están recibiendo mucha atención en todo el mundo y a los cuales nuestro país está en condiciones ideales de aplicar”, concluyó Passadore.
Por último, el titular de FUESMEN, Valentín Ugarte, se refirió a la “Red del conocimiento”, un ambicioso proyecto surgido en el seno de la CNEA como corolario del Plan Nacional de Medicina Nuclear, que busca profundizar los alcances de estas prestaciones mediante la instalación de nuevos centros de salud en todo el territorio y la optimización de las prácticas médicas a partir del intercambio continuo entre sus miembros: “El éxito de la medicina nuclear en Argentina llevó a la Comisión a plantear la confirmación de una red en todo el territorio nacional, y por eso están naciendo centros regionales en provincias como Entre Ríos, Formosa y Río Negro, entre otras. La profundización del trabajo en red permite que las instituciones dedicadas a este campo fortalezcan sus vínculos y mejoren aún más sus servicios de asistencia, docencia e investigación”.
Esto se va a expresar, asimismo, en un óptimo manejo de los recursos -económicos y humanos-, en el establecimiento de protocolos en común y en la circulación de información útil. “También hará posible que se compartan saberes, que se puedan evaluar resultados y detectar nuevos desafíos a afrontar. En definitiva, lo que funciona como vértebra de esta red no es sino la pretensión de federalizar el conocimiento para construir una medicina nuclear cada vez mejor y para todo el país”, finalizó Ugarte.