La primera central nuclear flotante del mundo, Akademik Lomonosov, zarpó el pasado 28 de abril desde el astillero de San Petersburgo, donde comenzó a construirse en 2007. Este ambicioso proyecto de la Corporación Estatal Rusa de Energía Nuclear Rosatom permitirá el abastecimiento de electricidad y calor a zonas remotas. Además, su tecnología podrá ser aprovechada para la desalinización de recursos hídricos, y ahorrará la emisión a la atmósfera de unas 50.000 toneladas de dióxido de carbono por año.
El primer destino del Akademik Lomonosov será la ciudad portuaria de Murmansk, donde se cargará el combustible nuclear. Posteriormente, la travesía continuará hasta finalizar en Pevek, en el “lejano Oriente” de Rusia, que será su zona de emplazamiento. Según los cálculos de Rosatom, las pruebas orientadas hacia la primera criticidad están previstas para el último trimestre de este año.
Vitaly Trutnev, responsable de la Dirección de Construcción y Operación de Centrales Nucleares Térmicas Flotantes –subsidiaria del conglomerado ruso- calificó a este suceso como “un hito para la industria nuclear mundial”. Aseguró que este tipo de plantas supone grandes beneficios en tanto “posibilitan el suministro eléctrico y térmico para regiones alejadas impulsando su crecimiento y desarrollo sostenible”. Además, el experto enfatizó que “esta central cuenta con los sistemas de seguridad más avanzados” y que “será una de las instalaciones nucleares más seguras del mundo”.
En concordancia con esas apreciaciones, y refutando cuestionamientos de organizaciones ecologistas que se han publicado en diversos medios de comunicación, expertos de Rosatom advirtieron que “se trata de una tecnología probada” y que “la evidencia científica muestra un historial impecable”. Indicaron, en esa línea, que su estructura garantiza una operación segura incluso en casos de heladas y tsunamis, y que cumple con todos los requerimientos del Organismo Internacional de Energía Atómica. El hincapié puesto en la seguridad de la central se ha traducido en una inversión de más de 230 millones de dólares.
Asimismo, desde la empresa OKBM Afrikantov (fabricante del Akademik Lomonosov) acentuaron las ventajas de esta central flotante en términos ambientales, dado que “evitará el uso de más de 45.000 toneladas de gasolina o diésel”, lo que supone un importante ahorro de emisiones carboníferas frente a la problemática del Cambio Climático. Los especialistas también enfatizaron su eficacia haciendo foco en que estas instalaciones son capaces de trasladarse a otros sitios si dejan de resultar necesarias, al tiempo que pueden utilizarse para futuras plantas de desalinización.
Según las últimas informaciones difundidas, Rusia prevé la construcción de otros siete proyectos de este tipo, mientras que China aspira a lanzar su propia central nuclear flotante en 2020. En paralelo, “países de Asia y Latinoamérica mostraron su interés en estas tecnologías”.
Las obras de infraestructura en tierra ya están en marcha en la ciudad portuaria de Pevek, ubicada en el mar de Siberia Oriental, que será el destino final del buque una vez concluido su recorrido por el Ártico. Para ese entonces estarán listos el muelle, las estructuras de ingeniería hidráulica y otras instalaciones necesarias para su amarre.
¿Cuándo arribará? Se espera que el Akademik Lomonosov llegue al puerto de Pevek a mediados de 2019 (durante el verano ruso). Tras su conexión a la red, el Akademik Lomonosov se convertirá en la instalación nuclear más septentrional del mundo.
¿Cuáles serán sus ventajas en términos socio-económicos? Esta central se diseñó para abastecer de energía eléctrica y calor a las zonas de difícil acceso de la Federación de Rusia. Teniendo en cuenta cómo influyen sobre el precio de la electricidad los costos de transporte y entrega, entre otros, el valor resulta considerablemente mayor en áreas remotas que en otros sitios. El tamaño, peso ligero y costos fijos de esta central flotante reducen ampliamente el precio de la generación eléctrica. Este tipo de plantas funcionan particularmente bien en regiones con costas extendidas, escasez de suministro de energía y acceso limitado a redes eléctricas. Pueden instalarse en cualquier punto costero y conectarse a redes eléctricas existentes. Dadas sus características –entre las cuales también se destacan las aplicaciones para desalinizar agua- el Akademik Lomonosov mejorará la calidad de vida de más de 100.000 personas.
¿Por qué se dice que beneficiará al medio ambiente? Reemplazará a la vieja central nuclear Bilibino de Pevek y a la planta de carbón de Chaunsk, lo que resulta sustancial en términos ambientales dado que evitará la emisión a la atmósfera de unas 50.000 toneladas de dióxido de carbono por año en comparación con los niveles actuales.
¿Cómo está equipada esta central flotante? Cuenta con dos reactores KLT-40C, de 35 MW cada uno, similares a los utilizados en los rompehielos. El buque, diseñado por expertos nucleares rusos y arquitectos navales, tiene 144 metros de largo y 30 metros de ancho, con un desplazamiento (es decir, el peso tal como se entrega la nave del astillero) de 21.000 toneladas.
¿Cuál será su vida útil? Los cálculos prevén 40 años de operación, con la posibilidad de extenderse hasta cinco décadas. Concluida su vida operativa, se remolcará a una instalación especial de desmontaje y reciclaje.
¿Por qué se eligió ese nombre? El Akademik Lomonosov fue bautizado de este modo en honor a un prestigioso científico ruso del siglo XVIII: Mikhail Lomonosov, quien descubrió que “en una reacción química la materia se conserva” (Ley de Conservación de la Materia), entre otros destacadísimos aportes a la ciencia. Tanto fue así que fundó la primera y más importante universidad de Rusia, que también lleva su nombre.
¿El Akademik Lomonosov tendrá sucesores? Rosatom ya está trabajando en el diseño de plantas flotantes de segunda generación que dispondrán de dos reactores RITM-200M (cada uno con una capacidad de 50 MW). Además del incremento en la potencia, serán más pequeñas en cuanto a su tamaño.