Frente a más de 500 personas, el director general del OIEA Rafael Grossi, junto a la presidenta de la CNEA Adriana Serquis y referentes de nuestro país, participó del conversatorio “La energía nuclear y sus aplicaciones en el marco del Sector Nuclear Argentino”.
El encuentro se realizó en la Nave de la Ciencia de Tecnópolis y el programa incluyó, además de las disertaciones del director general del OIEA Rafael Grossi, y la presidenta de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) Adriana Serquis, las participaiciones del presidente de Nucleoeléctrica Argentina S.A. (NA-SA) José Luis Antúnez, y el gerente general y CEO de INVAP S.E. Vicente Campenni. El panel fue moderado por la periodista Nora Bär.
Finalizado el conversatorio, Grossi mantuvo un encuentro con la prensa y se reunió con representantes de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (ADIMRA). Luego, visitó el estand que CNEA/NA-SA tienen abierto al público en el Parque Tecnópolis, cerrando así su visita a nuestro país.
Transición energética y energía nuclear
«Argentina tiene una tremenda oportunidad en el sector nuclear», destacó en su charla el director general del OIEA Rafael Grossi. Luego de trazar un panorama energético mundial a partir de las consecuencias de la guerra entre Rusia y Ucrania, Grossi señaló que en materia nuclear es preciso «detenerse a mirar en que está el mundo y en un análisis relativo ver dónde estamos nosotros, cuál es el lugar que la Argentina ocupa en el mundo».
Grossi puntualizó que estamos «en un momento muy interesante en materia nuclear» como resultado de la convergencia de dos factores: por un lado, la crisis energética, «que se ve exacerbada de una manera dramática por la guerra, y a la que se suma el problema del calentamiento global, el cambio climático». Estos dos factores hacen que haya una mirada «muy interesada en los beneficios de la energía nuclear», expresó.
En su opinión, para los países que ya tienen desarrollada la energía nuclear, es «la confirmación de que estaban en un camino virtuoso; y para los que estaban decidiendo irse de la energía nuclear, puso un signo de pregunta muy grande».
En el caso de Argentina, Grossi destacó que «es un país con 70 años de trayectoria, que está ubicado en el firmamento nuclear internacional. No es un país dominante en la materia, pero es un país claramente presente y que, siendo del hemisferio sur, tiene un perfil bastante diferente».
En este sentido, el director general del OIEA definió a nuestro país como «el exportador nuclear del sur». Se refirió especialmente al Proyecto CAREM señalando que «en el actual escenario, la Argentina tiene un lugar, pero sobre todo lo que tiene es una tremenda oportunidad, porque justamente existe un mercado internacional que está ávido, y lo digo como funcionario internacional a cuyo escritorio acuden ministros de energía de muchos países».
Finalmente, Grossi invitó a pensar qué sucede con la energía nuclear y los argentinos. En su opinión, el foco debe ponerse en ver a la energía nuclear como una colaboradora en la transición energética: «Energía limpia, pero que además genera mucho trabajo calificado: profesionales, ingenieros, técnicos. Hay una convergencia de factores a favor de la energía nuclear y, sobre todo, una gran oportunidad para el país».
Consolidar el ecosistema nuclear nacional
La presidenta de la Comisión Nacional de Energía Atómica Adriana Serquis también destacó en su presentación la oportunidad que tiene el país frente al escenario de la transición energética mundial. «En Argentina estamos apuntando a una transición en la que la energía nuclear aporte entre el 15 y el 20% de total del parque energético».
En esta línea, destacó el impacto positivo que genera el Proyecto CAREM en todo el ecosistema nuclear argentino. «Tenemos que desarrollar una cadena de valor, las industrias argentinas deben calificar para poder proveer no solo a las necesidades internas, sino también para que puedan tener la capacidad de exportación», dijo Serquis.
Retomando el rol de la energía nuclear en el contexto del cambio climático, la presidenta de la CNEA destacó que «todos los análisis, las proyecciones serias que se hacen en cualquier lugar del mundo indican que hay que tener siempre un porcentaje – mayor o menor dependiendo de las características de los países – de energía nuclear». En función de esto, «los reactores modulares pequeños ofrecen una oportunidad de pensar en una tecnología diferente que nos garantice tanto la posibilidad de tener sistemas pasivos más seguros, por eso el CAREM es tan importante; como también la posibilidad de ir construyéndolos en pequeñas escalas por una cuestión de financiamiento, porque el alto costo que implican las grandes centrales es otro de los problemas del sector». No obstante, dejó en claro que el mundo no dejará de construir grandes centrales porque sin ellas no habrá manera de cumplir los objetivos de desarrollo sostenible.
Más adelante, Serquis mencionó que el sector nuclear argentino responde a un modelo diferente al de muchos de los países más avanzados en el tema por la capacidad de compartir la experiencia del aprendizaje. «En la última conferencia del OIEA hemos tenido muchísimas reuniones bilaterales con este interés. Para esto contamos con la capacidad de los tres grandes institutos de la CNEA y con el resto del sector y las universidades que nos acompañan. En esto tenemos grandes capacidades», dijo.
La presidenta de la CNEA también puso de manifiesto la importancia «de que volvamos a establecer este ecosistema nuclear en el país, poder empezar a coordinar mejor esas capacidades de seguir creciendo, aprendiendo. La característica que tuvo el sector nuclear argentino en estos 70 años fue la de seguir aprendiendo para pensar en la soberanía tecnológica y energética y en las aplicaciones de la tecnología nuclear que se traduzcan en un bienestar de la población».
«Por eso – concluyó Serquis – también me parece importante tener un organismo como la CNEA que es un punto de referencia y enlace en el campo de la cooperación con el OIEA y con los otros países de la región».
(CNEA)