En los últimos años el panorama energético mundial ha cambiado drásticamente y la transición energética prevista se encuentra en una encrucijada. Una mayor inversión en infraestructura energética para asegurar el suministro podría hacer que las economías dependan de los combustibles fósiles durante más tiempo del necesario.
por Fabián Ruocco
La ciencia ha establecido sin lugar a dudas que la ventana para la acción se está cerrando rápidamente. Al dejar caer el término “eliminar” y reemplazarlo por el de “reducir”, en la COP 26 varios países aprovecharon esta disyuntiva para anunciar que seguirán utilizando el carbón hasta la década de 2040 e incluso en años posteriores. Se puede ver que Alemania es, por lejos, el país europeo con las mayores emisiones de CO2 debido a su gran dependencia del carbón. Así, ¼ de las emisiones de CO2 de la Unión Europea provienen de ese país.
Se estima que necesitamos reducir un 30% el ritmo actual de emisiones de gases de efecto invernadero para evitar que la temperatura del planeta supere los 2°C por encima de los niveles preindustriales. En ese marco, Egipto alberga hoy la 27.ª Conferencia de las Partes de la CMNUCC (COP27) en Sharm El-Sheikh, con miras a aprovechar los pasos anteriores y allanar el camino para la ambición futura, otra «oportunidad única» para que todos los actores internacionales adopten compromisos más definidos en su lucha contra el cambio climático.
Necesitamos reducir un 30% el ritmo actual de emisiones de gases de efecto invernadero
La energía es fundamental para el desarrollo humano y el acceso a ella es una medida del progreso económico de la sociedad. El desarrollo energético de la humanidad ha seguido un proceso en continua transición. La gestión de esas transiciones energéticas y su afectación sobre la salud y el cambio climático nos obliga a tomar una acción más decidida para evitar dejarle una hipoteca ambiental a las generaciones futuras.
¿Cuántas Cumbres más sobre el Clima serán necesarias? Se ha hablado mucho sobre el punto de inflexión al que nos enfrentamos. Cada Cumbre sobre el Clima parece ser útil porque se plantean y se tratan los diversos retos. Pero ha llegado el momento de “actuar”, haya o no voluntad política, existan o no las ganas de acometer dicho reto.
Energía nuclear contra el cambio climático
La buena noticia del año ha sido que la energía nuclear y el gas fueron incluidas en la lucha contra el cambio climático. El objetivo de la Unión Europea para 2050 es eliminar todas las emisiones de CO2. Parece claro que las renovables son la apuesta principal, pero lo cierto es que sin la nuclear y el gas natural sería imposible lograrlo.
En ese contexto, el próximo 16 de noviembre en la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, estaremos dando inicio al XIX Foro Metropolitano: “Construyendo Desarrollo Sostenible para la Argentina”, un espacio de debate e intercambio que reúne a los actores públicos, privados, del tercer sector y la academia comprometidos con la formulación y ejecución de políticas públicas.
El encuentro estará enfocado en estos desafíos: desarrollarnos con sostenibilidad social, ambiental y económica. Porque, el futuro no está escrito. Las crisis del clima y de la naturaleza no son inevitables. Todavía podemos marcar la diferencia.
Sabemos lo que tenemos que hacer y cómo hacer que nuestro planeta sea limpio, sostenible y equitativo. Tenemos la tecnología y las herramientas para actuar. Lo que necesitamos más que nada es voluntad política e inversión.
Desarrollarnos con sostenibilidad social, ambiental y económica
Desde CEDyAT colaboramos con la Fundación Metropolitana en poner a disposición de la sociedad los años de trayectoria generando diagnósticos, desarrollando actividades concretas e impulsando proyectos tecnológicos con entidades públicas y privadas. La agenda de la UVT-Ley 23.877 se encuentra basada en un enfoque territorial, en los niveles nacional, local, y sectorial y/o temático, que contempla la responsabilidad social, la sostenibilidad ambiental y un desarrollo resiliente al cambio climático.
La transición energética es clave para la generación de empleos y para una recuperación económica sostenible en el período pospandemia. Las inversiones sostenibles para fomentar la transición energética deben ser acompañadas de medidas que amplíen el espacio fiscal de los gobiernos, para no comprometer su sostenibilidad.
También es clave descarbonizar los usos energéticos por medio de tecnologías para crear un marco energético sostenible y eficiente con una mayor participación de energías limpias.
La matriz energética argentina refleja un modelo dominado por las energías fósiles. El interés por un suministro energético más diversificado y sostenible viene impulsando, en las últimas décadas, diversas medidas estatales que buscan el despegue de la nuclear, la eólica y la solar, entre otras.
Los puntos clave para la transición energética en el país según los expertos del CEDyAT son: la diversificación de la matriz energética, la producción de litio, el nuevo papel del gas con Vaca Muerta a la cabeza, la consolidación del desarrollo nuclear y la competitividad de la Patagonia para la producción de hidrógeno.
Las decisiones que tomemos hoy afectarán no solo a los casi 8 mil millones de personas que viven en nuestro planeta, sino a todas las personas de las generaciones venideras. Necesitamos voluntad política y apoyo técnico y financiero para impulsar la tan necesaria transformación hacia cero emisiones netas y la resiliencia climática. Lo importante es no demorar más.