Una central nuclear de 1000 MWe produce anualmente:
-35 toneladas de residuos de Alta Actividad;
-200 toneladas de residuos de Media Actividad;
-y 300 toneladas de residuos de Baja Actividad, todos perfectamente gestionados.
Por oposición, una central de carbón de igual capacidad produce:
-7.000 millones de toneladas de anhídrico carbónico;
-5.000 toneladas de anhídrico sulfuroso;
-4.000 toneladas de óxidos nitroso-nítricos;
-360.000 toneladas de cenizas, de las cuales 450 toneladas son metales tóxicos (mercurio, arsénico, plomo, etc.) que quedan depositados en la biósfera.
En los años ‘70 los países petroleros, principalmente los árabes, llevaron el precio del barril del petróleo a 40 dólares, un monto altísimo en esa época. Frente a esa situación, y ante las crecientes demandas eléctricas, el ambiente nuclear propuso construir más centrales, y fue justamente en esa década cuando surgieron la mayoría de las plantas nucleares del mundo. Pero la reacción de los petroleros no se hizo esperar y empezó una lucha muy fuerte –también en los medios y a través de ciertas organizaciones autodenominadas “ecologistas”- que durante varios años hizo que se paralizara la construcción de centrales nucleares a nivel global.
A partir de allí se profundizó la problemática del efecto invernadero debido a la emisión de gases como anhídrido carbónico, metano, y óxidos nítricos provenientes fundamentalmente de la quema de combustibles fósiles y como consecuencia del Cambio Climático, por lo que casi estrenando un nuevo siglo se hizo evidente la necesidad de seguir apostando a la energía nuclear como fuente de energía limpia y eficiente. La industria nucleoeléctrica pudo renacer nuevamente, en forma paulatina.
Si bien la opinión pública se manifestó en contra de esta industria, y hasta ciertos funcionarios promovieron la idea de terminar con ella, la reactivación del sector no se detuvo. Sin embargo, y frente a las arrasadoras consecuencias del efecto invernadero, es evidente que el Planeta aún necesita más centrales nucleares. El Efecto Invernadero no tiene solución, pero puede dejar de acrecentarse si los países se comprometen a tomar las medidas necesarias, y es ahí donde la energía nuclear juega un rol preponderante, reemplazando en todo lo posible a los combustibles fósiles.
*Palabras del Dr. Jaime Pahissa Campá Presidente de la Asociación Argentina de Tecnología Nuclear (AATN)
**Consulta enviada por Iván Kaspruk (Universidad Nacional Arturo Jauretche, Argentina)