«La existencia de grupos o de instancias de coordinación regional de reguladores es un elemento esencial del régimen de seguridad tecnológica nuclear. En materia de seguridad la preocupación que existe normalmente por el buen funcionamiento de las instalaciones nucleares es, en primer lugar, de carácter local –es decir, se trata de un compromiso con la propia sociedad-, pero a la vez contiene un fuerte componente regional. En el escenario internacional existen casos de tensiones entre distintos países por falta de confianza, problemas de información, o desconocimiento en cuanto a lo que el vecino está haciendo.
En América Latina solo tres países cuentan con generación nucleoeléctrica: Argentina, Brasil y México. Por lo tanto, son muchos más los países fronterizos que están indirectamente vinculados con la industria nuclear por cercanía geográfica que aquellos que producen energía nucleoeléctrica, y aquí es donde juega un papel importante la comunicación, que afortunadamente hoy es mucho más abarcativa.
La Argentina está operando centrales nucleares desde hace más de 40 años: Atucha I arrancó en 1974 y en aquel momento ni en Uruguay ni en Paraguay se sabía a ciencia cierta qué significaba esa industria. Hoy, existe (legítimamente) un interés genuino en los países vecinos por saber qué es lo que sucede en el sector nuclear de naciones linderas y de qué forma se maneja la seguridad, por ejemplo si es gestionada directamente por el operador y coordinada desde Viena o de qué manera. Los operadores de la región tienen normalmente problemáticas similares, culturas administrativas y culturas de seguridad relativamente parecidas, por lo tanto, el contacto entre los distintos reguladores (radiológicos y nucleares) es fundamental».
**Palabras del Embajador argentino en Viena Rafael Mariano Grossi
*Pregunta enviada por Gabriela Filippo (Universidad Lomas de Zamora)