Entre el 19 y el 22 de diciembre se llevó a cabo en las instalaciones de la Cancillería Argentina la XLVI Reunión Anual de la Asociación Argentina de Tecnología Nuclear (AATN), donde especialistas y autoridades del ecosistema nuclear del país confluyeron en un ámbito de intercambio y puesta en común de experiencias.
Luego de dos años sin celebrarse a causa de la pandemia de Covid-19, el evento volvió reunir a los principales expertos en energía nuclear, autoridades, jóvenes profesionales, y empresarios del sector. Entre otras instituciones, se hicieron presentes referentes de la Comisión Nacional de Energía Atómica, Autoridad Regulatoria Nuclear, Nucleoeléctrica Argentina, INVAP, ABACC, APCNEAN, Nuclearis, CONUAR, DIOXITEK, la Dirección de Seguridad Internacional, Asuntos Nucleares y Espaciales (DIGAN) y CEDyAT, que participó con su equipo coordinador.
Bajo el lema “Soberanía Energética, Autonomía Tecnológica e Industria Nacional” hubo espacio para conferencias, mesas redondas, sesiones de pósters y un segmento especial titulado Taller Nacional de Reactores de Experimentación y Servicios.
En línea con las principales conclusiones desprendidas del evento, el Comité Organizador de la XLVI Reunión Anual de la AATN señaló a través de un comunicado: “La Argentina, como el mundo, necesita de la actividad nuclear para contribuir a satisfacer su demanda de energía de base, libre de gases de efecto invernadero, y sus muchas otras necesidades sociales como la medicina nuclear con sus poderosas técnicas de radiodiagnóstico y modernas metodologías de radioterapia, así como sus aportes en tantas otras áreas”.
“La participación de la energía nuclear en nuestra matriz energética debe ampliarse y Argentina debe retomar con toda pujanza el camino de la seguridad energética y autonomía tecnológica. Además de los proyectos que se han puesto en marcha como el CAREM y el RA-10 tenemos que revertir el abandono de nuestra exitosa línea tecnológica de agua pesada y uranio natural poniendo rápidamente en marcha la PIAP e impulsando vigorosamente al Proyecto Nacional, esto es, la construcción de una central de potencia CANDU (y luego varias más) para lo cual tenemos todo el conocimiento necesario”.
“La actividad nuclear es una fuente por excelencia de generación de empleo de calidad, de impulso a la pequeña y mediana empresa altamente desarrollada, de ahorro de divisas por sustitución de importaciones y de exportación de productos de alto valor agregado. Este es el único camino que tenemos para lograr el tan anhelado desarrollo con inclusión”.